OPINIÓN | Victor López García: "Empresas corruptoras"
Está debidamente comprobado que en todo acto de corrupción hay corruptos y corruptores. Casi siempre los corruptos son los políticos o gobernantes que tienen una posición de dominio en las decisiones y acciones públicas. Vale decir que su ubicación en la estructura del Estado le otorga poder para influir en forma decisiva en el otorgamiento irregular o ilegal de concesiones para favorecer a unos y desfavorecer a otros. Es lo que ha ocurrido en los diversos casos conocidos, de malos funcionarios de rey a paje, desde directores o viceministros a presidentes, que han utilizado su preeminencia para entregarle las obras a las empresas corruptoras a cambio de ingentes cantidades de dinero. Casi en todos los casos se trataba de proyectos sobrevalorados afectando de esta manera mucho más a la población, que es la que finalmente paga de diversas formas los dineros que el gobierno invierte en su nombre y -supuestamente- para su beneficio.
Igualmente, siempre las corruptoras son las empresas que para ganar las licitaciones o invitaciones que hace el sector público para la diversidad de obras que tiene que construir, utilizan malas artes de carácter ilegal, para hacerse con la buena pro como sea. Para ello, realizan una pluralidad de modalidades de estrategias de contactos, coordinaciones y convencimientos a los malos funcionarios que terminan asociándose para delinquir en contra de los intereses nacionales y las demandas populares. En algunos casos, el proceso se inicia desde antes o durante las elecciones en las cuales los potenciales corruptores invierten para luego, una vez ganados los comicios y en ejercicio del poder, hacer el cobro de sus "inversiones" con la concesión o el otorgamiento de alguna obra.
Es eso lo que ha pasado con los casos más emblemáticos conocidos hasta ahora como Odebrecht, considerado como el más grave y más importante de la historia moderna del país y de la región por los alcances nefastos en diversos países hermanos donde esta empresa multilatina, casi multinacional, intervino en proyectos de inversión pública siempre utilizando los mismos mecanismos: corrompiendo gobernantes y funcionarios, sobrevalorando hasta la exageración los precios, utilizando dinero sucio para el pago de las coimas, haciendo obras de regular o mala calidad, entregando la culminación más allá del tiempo establecido; entre otras perlas. Pero además, con el aval político del Partido de los Trabajadores (PT) el más representativo de la izquierda latinoamericana, líder del famoso Foro de Sao Paulo que agrupaba a las izquierdas (marxistas leninistas, maoístas, castristas, guevaristas, trotskistas) más influyentes y poderosas, varias de las cuales llegaron a gobernar diversos países.
En este caso se trataba de una alianza entre una gran empresa (Odebrecht) con un gran partido (PT) con fines hegemónicos de un gran país (Brasil) para establecer un dominio geoestratégico que tenga como bases fundamentales la preeminencia carioca e izquierdista. Pero el proyecto se puso en evidencia y falló. Gran parte de los políticos y empresarios brasileños se encuentran presos. Igual ha ocurrido en otros países de América Latina donde además de presos la empresa ha tenido que pagar lo que le corresponde por la afectación de la economía y ya no puede seguir operando, menos haciendo negocios con el Estado.
*Sociólogo. Politólogo. Comunicador.