04/03/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Lo que hemos visto hace pocos días en la frontera colombo venezolana, que militares, policías y colectivos paramilitares por orden de la corrupta y criminal costra que perpetra el país llanero impidió el ingreso de alimentos y medicinas (y hasta quemaron varios camiones que transportaban) de (comprobada) ayuda humanitaria para paliar el hambre y la enfermedad que sufren millones de personas, no es nada nuevo o la excepción en los regímenes comunistas; sino más bien la regla de generar holocaustos por estrictas razones ideológicas y políticas como lo han hecho en varios lugares del mundo donde han tenido la desgracia de gobernar.
Lo acaba de recordar Mario Vargas Llosa en un brillante artículo "La tragedia de Ucrania", en el que analiza el extraordinario libro recién aparecido "Hambruna Roja. La guerra de Stalin contra Ucrania" de Anne Aplebaum, resultado de una ardua, dolorosa y documentada investigación en la que demuestra lo que siempre pretendieron ocultar y desconocer, como los comunistas crearon las condiciones materiales para causar "en los años 1932 y 1933 varios millones de muertos y escalofriantes escenas de suicidios, asesinatos de niños, saqueos y canibalismo". Todo este apocalipsis generado para aplicar y demostrar sus equivocadas tesis ideológicas ("poner en marcha la disolución de las pequeñas propiedades agrícolas a fin de incorporarlas a los granjas colectivas") que luego en la práctica terminaron siendo un total fracaso.
La barbarie roja siempre tuvo motivaciones ideológicas o políticas para ejercer el poder en la forma más absoluta posible hasta llegar al absurdo o para mantenerlo al costo social y humano que sea hasta el holocausto. Allí están, como pruebas los crímenes de millones de personas de Lenin (guerra contra los blancos), Stalin (las purgas) y Mao (la revolución cultural). O de Pol Pot en Camboya con millones de muertos. O de la familia Kim en Corea del Norte. Y, también, del cobarde asesino Abimael Guzmán. Todo ello con la complicidad o la indiferencia de las izquierdas internacionales y nacionales cuyos líderes y dirigentes miraron de costado, se hicieron los locos o se beneficiaron de tales regímenes a los que apoyaron en forma estratégica o táctica. También los intelectuales, escritores y artistas que fueron becados, premiados y pagados para visitar los "paraísos comunistas" y hablar y escribir bien del "realismo socialista". Ellos NO vieron, NO supieron, NUNCA se enteraron de los juicios, de los presos políticos, de los "gulag", de los ajusticiamientos.
Como ocurre ahora con el holocausto llanero ocasionado por el criminal y corrupto régimen comunista del "socialismo del siglo XXI" que aplicó sus fracasados esquemas estatistas y socialistas en lo económico y controlistas y policiacos en lo económico, al punto de destruir al país más rico de América Latina, condenarlo a la más extrema pobreza y miseria nunca vista en la región, con una crisis humanitaria de impredecibles consecuencias.
Como antes, los rojos y caviares del mundo y del Perú siguen apoyando el apocalipsis.