OPINIÓN | Rubén Quiroz Ávila: horizonte de evento
La sala del teatro AAA, en nuestro centro de Lima, es un punto de experimentación escénica. Cada vez es un espacio donde los más audaces exploran formas nuevas de plantear la escena. Esto permite, a la nueva cabeza del grupo Espacio Libre, liderado antes por Diego La Hoz, expandir las propias tesis dramatúrgicas sobre las cuales nació este proyecto. Es decir, a lo avanzado por La Hoz, ahora inquietando Arequipa, Karlos López Rentería ha dado un paso más allá. Lo que vemos discurrir en el proscenio, además en días no habituales para las puestas de escena, alcanza una dimensión fresca, irreverente, cuestionadora, desatada. Acaba de tirar por la borda mucho de esas obras facilonas y sin crítica que abundan en la ciudad. Como un ejercicio teatral cuántico, donde las esferas de tiempo y espacio se curvan e intersectan, se despliega un rizoma teatral fascinante. Es teatro en sí mismo, destilándose, con paralelos y vértices organizados con hermoso descaro. Cada palabra está conectada con un sistema mayor a la cual pertenece. Por eso la voz gutural del poeta Luis la Hoz, como telón que contrapuntea ese ritmo dramático que reelabora el significado, adquiere una presencia lírica que dispara versos implacables. Nos recuerda que la poesía está detrás de todo. La misma escenografía, bien concebida desde su concepto inicial, resalta las actuaciones. La luminosidad de los actos y la historia caleidoscópica que van narrando, demuestran todo el laboratorio previo para llegar a ese punto. Por supuesto, las actuaciones están armonizadas por la imaginación onírica del director, actor y guionista de su propia puesta. La visión escénica como director es excelsa, cuestionadora, pensada en cada corte dramático.
Así el humor corrosivo, despiadado, inmisericorde, enhebrado con osadía, celebra los 20 años de una de las aventuras más dignas, honestas y vanguardistas de nuestra historia teatral. Espacio Libre, si logra por sus antecedentes, llevar a tal punto el teatro contemporáneo como en esta experiencia imperdible, demuestra todo su valor y que la apuesta por hacer teatro en nuestro país ha valido absolutamente la pena.