OPINIÓN | Roberto Rodríguez: "Rumbo al 2021, vamos a recuperar el Perú"
Al finalizar el 2019 somos testigos de hechos repudiables como la muerte de dos jóvenes trabajadores de McDonald´s, desnudando la carencia de derechos y las malas condiciones laborales; y cuatro nuevos feminicidios: una mujer quemada, otra abaleada, la tercera asesinada a golpes y la última acuchillada, al igual que sus hijos, ante la desidia de la Policía y la inacción de una ministra de Justicia que estaba en modo Navidad.
Falta de atención adecuada en los hospitales, 150 mil estudiantes estafados por las universidades con fines de lucro que no obtuvieron el licenciamiento debido a la baja calidad educativa, persistencia de la contaminación debido a los relaves mineros vertidos, y el racismo, son otras manifestaciones negativas.
Bancos que ganaron S/. 7,722 millones por cobro de intereses en créditos, mientras que pagan migajas a los ahorristas; la elusión tributaria y las exoneraciones a las grandes empresas, aunado a que los grandes deudores (Telefónica, Plus Petrol, Interbank, Volcan, Cerro Verde, etc.) siguen haciendo de las suyas, pintan un cuadro aterrador.
Esta es la República excluyente surgida en 1821, con un Estado capturado históricamente por los grandes grupos de poder económico que manejan a su antojo a los gobiernos, salvo algunas excepciones (Billinghurst, Bustamante y Rivero, y Velasco); expresión del codicioso mercantilismo del ultraliberalismo, que no tiene una visión de país ni le interesa que haya una clase dirigente. Aunado a que el gobierno y los grupos de poder subestiman la crisis climática y civilizatoria y le dan la espalda a los esfuerzos para hacerle frente desde las comunidades nativas y campesinas y otros sectores.
Camino al bicentenario tenemos una disyuntiva: o se perpetúa el esquema económico dogmático que rinde pleitesía al dios mercado y se queda en el extractivismo; o avanzamos en la diversificación productiva, dando valor agregado a nuestras materias primas en el marco de un proceso de planificación concertada Estado-sector privado, integrando esfuerzos como parte de un proyecto nacional de desarrollo integral, defendiendo nuestra soberanía y el patrimonio natural y cultural.
O nos quedamos en el simple maquillaje del Estado centralista y autoritario; o damos pasos decisivos en el proceso de descentralización y democratización, ubicando el cierre temporal del Congreso dirigido por mafias, como un primer paso; que permitió la convocatoria a las elecciones parlamentarias complementarias, aunque lamentablemente sin aplicar las reformas políticas aprobadas ni nuevas reglas, lo que está facilitando el reciclaje fujimorista en varias listas.
Los comicios del 26 de enero deben poner en agenda la consolidación de la derrota de las fuerzas políticas ligadas a la corrupción y a KONFIEP; completar las reformas política y de justicia, y emprender la tributaria; defender los derechos ciudadanos frente al abuso empresarial y de un Estado indolente; y ponerle coto a las enormes desigualdades y todo tipo de discriminación y de violencias; asociando lo señalado al debate y aprobación de una nueva Constitución producto de un renovado pacto social. Obviamente, la posibilidad de cambios reales implica ligar las propuestas a la calle, pues será finalmente la ciudadanía la que dirá su palabra a través del voto, siendo menester que el 2020 pongamos el acento en la recuperación del Perú; cuyo siguiente paso será la elección presidencial/congresal del 2021.