OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: "Todos nos salvamos en comunidad"
Está casi descartado que regresemos a la “normalidad” imperante hasta hace dos semanas. El coronavirus empieza a cambiarlo todo y depende de nosotros que sea para bien y no para mal.
La solidaridad, hasta hace poco una mala palabra, va abriéndose paso intensamente, superando el egoísmo. La organización y lo comunitario asoman nuevamente en nuestras vidas. Así como cuando Gareca cambió “el chip” en el fútbol, dejando atrás a “los (supuestos) fantásticos” y abriendo las compuertas para la primacía del equipo, a nivel social comenzamos a revalorar la trascendencia de lo colectivo.
Desde el mal llamado “consenso de Washington” (1990) se repite hasta el cansancio: “preocúpate por ti y nadie más”, expresión del individualismo extremo. Con el coronavirus hoy queda claro que, por más hábil que sea uno, los límites