22/10/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Distintas encuestas realizadas durante el último lustro coincidieron en que el hombre más corrupto del último medio siglo fue Alberto Fujimori, ligado en cuerpo y alma a su hermano siamés Vladimiro Montesinos; en un casi empate con AG, el del ego colosal.
El fujimontesinismo copó todos los poderes del Estado durante la década del 90 y centralizó férreamente el mando de la corrupción; situación que se repitió durante el segundo alanismo, pues en la cima se hallaba quien no tubo escrúpulos en sacrificar a alfiles como Facundo Chinguel (operador de los narcoindultos), tal como lo había hecho antes con Agustín Mantilla.
La Sra. K, heredera no solo por vínculos de sangre sino, sobre todo, por lazos nada santos, siguió la misma línea de su mentor cuando postuló a la presidencia, buscando obsecuencia mediante la distribución de táperes por doquier, consiguiendo así la sumisión de una importante cantidad de personas de escasos recursos, aunque no le alcanzó para lograr su objetivo.
Muy a su estilo, cuando fue derrotada en la segunda vuelta el 2016, la Sra. K ni siquiera saludó a quien le había ganado; por el contrario, respirando por la herida se sintió presidente y empezó una campaña obstruccionista desde el Congreso de la República y las posiciones de poder que tenía (Poder Judicial, Ministerio Público, organismos electorales y otros espacios), pero fue por lana y salió trasquilada, incluyendo la prisión preventiva; además, lo que los 'Cuellos blancos del puerto' denominan la Fuerza N° 1 (Fuerza Popular) ha quedado debilitada y ahora los táperes no le sirven.
AG, probablemente el más destacado profesional de la mentira, vivió sus últimos años de tumbo en tumbo. Recordemos que el 2016 el Apra conformó la Alianza Popular con el PPC (Lourdes Flores-Eguren-Cánepa, sobornados por Odebrecht), y Vamos Perú (ligado al reo Kouri y que es la otra cara del grupo mafioso Chim Pum Callao del prófugo Félix Moreno) y estuvo a punto de perder su inscripción legal, pero 24 horas antes de los comicios, conocido el resultado de la última encuesta que le daba 5.1% en cuanto a intención de voto, el Jurado Nacional de Elecciones, presidido por Francisco Távara, expidió una resolución disminuyendo de 7% a 5% el porcentaje para que las alianzas pudieran pasar la valla; a fin de salvarle la vida al Apra y sus socios.
Durante los últimos años fue imposible distinguir entre fujimorismo y aprismo, por lo que ahora se les llama fujiapristas. Lo que no conocíamos era el cordón umbilical entre ambos en cuanto a táperes y loncheritas. Luis Nava, ex secretario general de la Presidencia (2006-2010) lo ha revelado, y la respuesta bufalesca fue amenazarlo de muerte a él y a su familia. Claro está, los táperes contenían comida para los obligados asistentes a los mítines de la Sra. K, mientras que las loncheritas estaban llenas de billetes verdes por fina cortesía de Odebrecht. Atala había adelantado algo a inicios de año y los excongresistas le dijeron de todo; y ante la cercanía de nuevas revelaciones, AG decidió suicidarse para no afrontar su responsabilidad ante la justicia.
Más allá de táperes/loncheritas, no olvidemos que la Confiep (fujicandidata María Isabel León, compañero Roque Benavides y primos Olaechea) representa al grupo de grandes empresarios detrás del fujiaprismo; unidos por el lobbismo, los negociazos y los privilegios a costa de la ciudadanía. Construir un nuevo Perú pasa por consolidar su derrota. Esta es una gran tarea que no debemos perder de vista.