29/12/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Por: Roberto Rodríguez Rabanal
Sociólogo
El año que finaliza nos deja imágenes dramáticas que no podrán borrarse fácilmente: personas buscando una cama UCI en hospitales colapsados, y medicinas súbitamente “desaparecidas” de las boticas del grupo Rodríguez Pastor para luego “reaparecer” con precios abusivos. Como las puertas de la vida se cerraban, algunos, haciendo grandes esfuerzos, pudieron ingresar a alguna clínica privada, endeudándose “hasta los huesos” al cobrárseles en demasía.
El Estado de espaldas a la gente y las empresas privadas lucrando a más no poder. Ineficacia y egoísmo dándose la mano en una sociedad donde el Estado está capturado hace tiempo por grandes grupos de poder económico que poseen un doble discurso: lo critican, pero viven de los favores que reciben; las exoneraciones tributarias que reciben son muestras cotidianas de un trato “especial” que genera más desigualdad.
“Tras cuernos, palos”, reza un refrán que se aplica al Perú: a la crisis sanitaria a raíz del coronavirus, se añadió la crisis económica-social trayendo consigo hambre y desempleo, aumentando también la informalidad. Completando el trágico panorama, se acentuó la crisis política, evidenciando con nitidez que el actual régimen de poderes públicos no nos representa; pues ni el gobierno ni el Congreso -en sus diferentes momentos- dan soluciones a nuestras demandas, persistiendo en sus peleas anteponiendo intereses particulares.
En plena pandemia, prevalece la corrupción. No bastó lo sucedido con los expresidentes Fujimori-Toledo-AG-Humala-PPK y los involucrados en los casos Lavajato y “Lavajuez”. Aprovechando el dolor humano, KONFIEP y sus socios se enriquecieron más, incluyendo los privilegios recibidos mediante el Programa “Reactiva Perú”, mientras que los micro/pequeños empresarios fueron abandonados a su suerte. La fiscalización brilló por su ausencia y los “gángsters” de la banca, la política y la educación continúan haciendo de las suyas
A contracorriente, la ciudadanía tomó conciencia sobre la necesidad de poner fin a tanta tropelía. La Generación Bicentenario dio el ejemplo en las movilizaciones de noviembre, logrando sacar del gobierno al golpista Merino y sus ministros de la ultraconservadora “Coordinadora Republicana”; señalando igualmente la responsabilidad de Vizcarra. Los trabajadores agrícolas consiguieron derogar la “Ley Chlimper” y ahora exigen una nueva que garantice sus derechos; lo que está en manos de un Congreso donde varios de sus miembros tienen conflicto de intereses, existiendo gran expectativa acerca del reinicio del paro agrario si es que el Congreso-Gobierno-KONFIEP cierran filas a favor de los “agroexplotadores”.
Esto constituye el embrión de los cambios anhelados por un pueblo que insurge harto de tantos engaños y que percibe la elección de abril 2021 como una oportunidad democrática para poner punto final a una época de dos siglos de oprobio e iniciar una etapa diferente con un nuevo gobierno y una Constitución bicentenaria, haciendo realidad el histórico “somos libres” como expresión de una Patria soberana, justa y solidaria. Este es nuestro gran reto para el 2021.