12/03/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Para ser congresista no hace falta siquiera tener estudios cursados en el jardín del barrio. Basta con nacer en este país, tener la edad permitida por la Constitución y saber practicar el arte del embuste en cada tiempo electoral.
Pero llegar a la curul no es tan fácil como parece. Primero hay que elegir un partido político que esté desacreditado con sus dirigentes bajo graves investigaciones de lavado de activos o por corrupción. Estos saben hacer de la suyas y reciclan cualquier porquería que tenga la billetera suficientemente gruesa para pagar el cupo que le hará llegar al Parlamento, donde recuperarán la inversión. No importa si se trate de un ladrón, traficante de drogas, de terrenos o cualquier criminal, porque la inversión y la impunidad están garantizadas.
Los viajes al extranjero de Beteta y compañía, son muestra de ello. A ese sexteto de viajeros les importa un rábano que les hayan descubierto la tremenda fechoría de haber cobrado por semana de representación cuando en realidad jironeaban por las avenidas europeas y norteamericanas. Ya lo dijo Segundo Tapia, solo se trata de un “error” que lo puede subsanar, como quien le echa sal al café en vez de azúcar. Nada grave.
¿Con qué boletas o facturas rindieron sus gastos de esa semana de representación en sus regiones? ¿Qué informe presentaron? ¿Trucaron fotos como Daniel Salaverry? No cabe duda que estos son auténticos “padres de la plata”, que deberían ser sancionados y procesados por estafa, malversación, colusión y peculado. Se metieron al bolsillo dinero público que no les correspondía, con triquiñuelas propias de asaltantes que visten cuello blanco.
Karina Beteta. ¿En qué pensaba la gente de Huánuco cuando la eligió? Su chillante voz es tan insoportable como sus mentiras, como su afirmación de no haber cobrado, a pesar de las pruebas en su contra. Anda inventando fantasmas de persecución cuando las respuestas se le desvanecen de la materia gris. Ahora, para ella, la culpa la tiene Odebrecht.
Tapia y Beteta, además de Mario Mantilla, Freddy Sarmiento, César Segura y Jorge Castro Bravo, deben ser expectorados del Parlamento, para que sean procesados de la misma forma que cualquier funcionario del Estado que coge y gasta dinero público que no le corresponde para su propio beneficio.
Ahora todo queda en manos del Congreso. No sancionar ni procesar a estos viajeros, solo será sinónimo de que habría más que cobraron por semana de representación sin haber pisado siquiera la puerta de entrada del aeropuerto de Lima.