09/04/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Cuál es al final el balance. Keiko Fujimori y algunos de sus más cercanos colaboradores están en la cárcel cumpliendo prisión preventiva por haber recibido dinero de origen ilegal para su campaña electoral, por haber falseado información para usar ese dinero y por haber pretendido impedir la acción de la justicia.
Están presos también algunos gobernadores regionales y funcionarios de rango menor que fueron parte de la enorme red de corrupción que operó en el Perú.
Pero resulta increíble que a estas alturas ninguno de los capos que se levantaron en peso el país los últimos 20 años estén donde hace rato deberían estar: la cárcel.
Alejandro Toledo se escapó porque alguien del sistema de justicia le avisó que una orden de captura iba a ser dictada en su contra. Desde los Estados Unidos nos saca la lengua, por supuesto bien bañado en whisky, mientras la extradición marcha a paso de tortuga.
Alan García, como siempre, pasando piola. Llamando ratas a quienes no fueron más que sus instrumentos, con impedimento de salida del país, es cierto, pero como siempre, insisto, pasando piola.
Ollanta Humala que tuvo su rato detenido, también está libre mientras las evidencias en su contra, como en el caso Toledo, resultan abrumadoras.
Pedro Pablo Kuczynsky, pese a que tuvo que renunciar a la Presidencia en medio de un escándalo de mentiras sobre sus vínculos reales con Odebrecht y por la compra de votos y el canje del indulto a Fujimori, disfruta su impedimento de salida del país entre el Lima Golf y los restaurantes de moda en San Isidro. ¿Y Susana Villarán y Luis Castañeda?
Lo mismo ocurre con José Graña y los directivos de J J Camet y las otras constructoras que compartieron con Odebrecht el pago de comisiones ilegales y por supuesto los beneficios de las obras sobrevaloradas. Todos están en sus casas y a Graña ni siquiera se han atrevido a impedirle la salida del país. El Comercio es El Comercio, hermanito.
¿Y el Club de la Construcción? Bien, gracias.
Ninguno de ellos está preso, como Keiko, dándole la razón a los fujimoristas que dicen que la justicia está sesgada.
Peor aún, los expresidentes siguen mangoneando en el Congreso y en el sistema de justicia y los constructores siguen por supuesto ganando licitaciones, como si nada hubiera ocurrido.
Lo que me sorprende es que nadie toma la iniciativa de salir a la calle para exigir que se acabe tanta impunidad.
Y va siendo hora que todo cambie, digo yo, ya va siendo hora señora Fiscal de la Nación, estamos esperando.