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OPINIÓN | Nicolás Lúcar: Las Bambas, día crítico

El gobierno debe cumplir el compromiso de ir a Challhuahuacho a garantizar de que se hagan reales todos aquellos acuerdos que se firmaron al iniciarse el proyecto.
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08-04-2019

El acta firmada tras el diálogo del día sábado ocurrido en las oficinas de la Conferencia Episcopal y que reunió en una sala a dirigentes de la comunidad de Fuerabamba, los representantes de la minera china MMG y del Ejecutivo encabezados por el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, partió de la aceptación de que el reclamo de los comuneros era justo. Es decir, que nos pudimos ahorrar muertos, presos, estado de emergencia y pérdidas económicas si la minera hubiera aceptado desde el comienzo que estaba en deuda con los comuneros y si los funcionarios del Estado peruano no hubieran actuado como guardaespaldas de la minera, como han hecho a lo largo de los últimos años.

A cambio de entregar el territorio de sus ancestros, de donde se saca actualmente el mineral de Las Bambas, los comuneros de Fuerabamba recibieron, entre otras compensaciones, el Fundo Yavi Yavi. Pero cuando el proyecto, que tanto había costado concertar con las comunidades, cambió de dueños, cambió también en un asunto sustancial. El mineral ya no sería transportado por un mineroducto sino en camiones por una carretera. Olvidaron el detalle de consultarlo con los comuneros que verían afectadas sus vidas por el paso de 300 camiones, yendo y viniendo. Peor aún, la carretera para sacar el mineral fue construida por la minera sin consultar a los propietarios de los terrenos que iba atravesar y sin pagarles compensaciones por lo mismo. Simplemente la hicieron. En el caso de Yavi Yavi significó la afectación de cerca de 40 hectáreas por las que los comuneros han estado reclamando un pago.

Las autoridades respondieron vergonzosamente declarando que la vía era nacional y que, por lo tanto, quien debía pagar a los afectados era el Estado y que era el MTC el que debía asumir los costos de su pavimentación.

Por eso los comuneros decidieron no permitir el paso de los camiones de Las Bambas por lo que ellos consideran terrenos de su propiedad.

Para el gobierno era el bloqueo de una vía nacional, para los comuneros la defensa de su patrimonio.

El acuerdo les da la razón a los comuneros.

Una vez más terminamos donde debimos empezar.

Como todos los conflictos sociales en el Perú, luego de no ser escuchada y harta de ser burlada la gente toma medidas extremas, la más común de ellas el bloqueo de vías. El gobierno declara la emergencia, viene la represión, mueren protestantes y en algunos casos dramáticos, como Bagua, policías. En cada vez más casos, los dirigentes van presos o son procesados acusados de todos los delitos imaginables. Pero SIEMPRE terminan dándole la razón a los reclamos de la gente, siempre se pudo evitar la sangre, la muerte y el sufrimiento.

El problema de Las Bambas, sin embargo, aún no acaba. Falta que la comunidad valide el acuerdo firmado por su presidente Gregorio Rojas, y eso ocurrirá el día de hoy. El problema es que el acuerdo no dice una palabra sobre los abogados de la comunidad presos acusados de extorsión, y cuya libertad los comuneros reclaman como condición para cualquier acuerdo. Hay que anotar aquí que la acusación de extorsión, tras el acta del sábado, no tiene pies ni cabeza, porque si se sostiene, hasta Salvador del Solar terminaría de cómplice de un pago supuestamente indebido y conseguido usando como arma el bloqueo de una carretera.

Falta, además, que el gobierno cumpla el compromiso de ir a Challhuahuacho a garantizar de que se hagan reales todos aquellos acuerdos que se firmaron al iniciarse el proyecto Las Bambas, no solo con Fuerabamba sino con todos los comuneros y pobladores de la región que siguen esperando.