OPINIÓN | Nicolás Lúcar: AFP: 27 años después
Este año se cumplen 27 desde que se inauguró en el Perú el sistema de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). La idea vino desde Chile y la promovía uno de sus autores mediatos, José Piñera, que para Carlos Boloña y el equipo encargado de la reforma económica fujimorista era poco menos que un Dios pagano.
Parecía, o así nos lo vendieron, como la salida a la crisis de la jubilación en el Perú, cuyos fondos habían sido dilapidados por los sucesivos gobiernos. Cuando en el tesoro público se necesitaba plata para casi cualquier cosa, desde carreteras hasta sueldos de empleados públicos, se metía mano sin asco a los fondos de los jubilados. Fue un saqueo cuyos responsables nunca pagaron.
Nadie puede decir con exactitud cuánto le debe el Estado peruano a los jubilados. La cifra más conservadora habla de 20 mil millones de soles, sin contar intereses y actualizaciones cambiarias.
La situación había llegado a un punto crítico, los jubilados cobraban miserias cuando tenían la suerte de cobrar.
En ese contexto la mano privatizadora aparecía como la salvación. Se suponía que la empresa privada tenía en su ADN la eficiencia y la honestidad de las que carecían las empresas y la gestión públicas.
Este mito se ha terminado de derrumbar con el escándalo Lava Jato donde ha quedado claro que la empresa privada puede ser igual de corrupta y de ineficiente que la pública.
Lo cierto es que se nos ofreció lo que parecía la salvación para los jubilados. Una gestión eficiente de los fondos iba a permitir que los aportantes tuvieran acceso a pensiones dignas a la hora del retiro y que todo el uso de sus recursos sería transparente.
27 años después está claro que no fue así. No era el bienestar de los viejitos lo que estaba en la mente de los creadores del sistema de las AFP.
De lo que se trataba era de generar un sistema que permitiera poner cantidades astronómicas de dinero en manos de operadores financieros y de grandes empresas para multiplicar sus negocios.
A la luz de los resultados los grandes beneficiarios de las AFP han sido las Administradoras que han ganado comisiones millonarias sin que estas dependan de su rendimiento o eficiencia. Lo hicieran bien o mal, ellos siempre ganaban.
Así como ganaron las aseguradoras que se beneficiaron con el sistema obligatorio de protecciones. Es más, el aportante, en contra de lo que se ofreció, no ha tenido ni tiene ninguna capacidad de decisión ni de control sobre lo que se hace con su dinero, ni tiene acceso a pensiones dignas.
Los fondos pasaron de ser expropiados por el Estado, a caer en manos de unos pocos privilegiados que han hecho lo que han querido con la plata ajena. Las AFP, los grandes bancos ligados a ellas y sus aseguradoras y sus amigos de las sociedades administradoras de fondos de inversión. Ellos han sido los grandes beneficiarios.
160 mil millones de soles de los fondos de los afiliados a las AFP en el Perú han sido puestos al servicio de unos pocos privilegiados.
Según reporta el especialista Gabriel Bustamante, grandes bancos como el BCP y el Interbank han tenido acceso a fondos de las AFP a tasas de interés bajísimas y con plazos inmensos. Él habla de 4% de interés y de 50 años para pagar.
Otro gran beneficiario, aunque no el único, ha sido el Grupo Enfoca que, según Bustamante, ha recibido 1,400 millones de soles de las AFP, con lo que ha comprado canales de televisión como Latina, clínicas, institutos y cuanto negocio se pueda uno imaginar. La crisis que atraviesa actualmente Latina debería ser argumento suficiente para someter a auditoría la decisión de poner en manos de Enfoca el patrimonio de los aportantes de las AFP.
Mientras tanto miles de micro y pequeños empresarios, que generan el 70% de los empleos en el Perú, sufren por tener acceso a un crédito y pagan tasas de interés criminales de 60% y más, o tienen que recurrir a prestamistas informales, pero tienen cerrado el acceso a los fondos de las AFP.
Fernando Kluger sostiene que si se creara un banco de las AFP, a cuyos fondos pudieran tener acceso los micro y pequeños empresarios, se produciría una revolución en la economía que favorecería a los más de 7 millones de afiliados de las AFP que verían multiplicados sus fondos y estimularía la economía de una manera extraordinaria, poniendo recursos financieros a tasas razonables en manos de esos emprendedores que hoy están construyendo nuestro país.
La solución al problema de la jubilación en el Perú está pendiente. Más aun cuando otra vez los aportantes ven expropiados sus dineros, cuando te puedes pasar media vida aportando y a la hora que lo necesitas no es tuyo, cuando se les niega acceso a la jubilación anticipada o cuando una simple comparación permite comprobar que más ganaría un trabajador poniendo su dinero en manos de una Caja de Ahorro que manteniéndolo en una AFP y cuando la ONP sigue languideciendo.
Todo esto tiene que cambiar, comencemos por ponerlo en la agenda. Nuestra deuda histórica con los jubilados así lo exige.