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OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: Palabra del Perú en el Congo

PURO AMOR. Religiosa peruana, instalada en el Congo, trabaja junto a jóvenes y hermanas (Ma Soeur como ellos la identifican) en positiva labor social y de fe.
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11-01-2022

POR: MIGUEL HUMBERTO AGUIRRE

Abraham, personaje de la Biblia, y cuya vida y obra está relatada en el Génesis, fue el primero de los tres Patriarcas del judaísmo en dejar, por mandato divino, los territorios de sus padres y salir en busca de la tierra prometida.

Muchos “abrahames” hay en este mundo. Pueden ser mujeres u hombres. Solo, guiados por su fe, viajan a destinos jamás diagramados, en su vida.

Una mañana en Lima, hace algunos años, en el Hogar de las Hermanas Nuestra Señora de la Misericordia, Maluko y el Congo fueron las palabras más repetidas y con mucha fuerza. Se sumó a ella un nombre. El de una hermana con demasiado amor por el otro. Por el semejante. Todo no quedó allí. A Congo y Maluko se agregó un nombre: Alejandrina Ayala, quien salía desde Puente Piedra, para tomar un rumbo solo recorrido en la visión dibujada en un mapa.

Algo sí tenía la hermana Alejandrina. Soñaba con la oportunidad, y la tarea, para imponerse en media de una vida religiosa, y ayudar a niñas, sin padre o madres, para verlas convertidas en seres con un mañana. Con esa vida religiosa, salió con aquel destino.

En Maluko, el español, está ausente y los habitantes hablan portugués, francés, sobre todo en los colegios, y también una mezcla, y que es la más usada llamada lingala, un conjunto de lenguas muy usado en África.

“Mi primer problema, y lo sigue siendo, estuvo en el idioma. El lingala, una lengua muy recurrente para muchos niños y jóvenes. Se asegura que es hablado por

20 millones de habitantes”.

Sus labores, confiesa la hermana Alejandrina, han tenido presencia en lo pastoral y muy cercana.

“He tenido mucho apoyo de las postulantes quienes se han identificado con nuestra labor en el campo de la Infancia Misionera. Al o los estudiantes les hablo en un masticado francés y, las aspirantes, lo amplían en lingala. Son chicos muy sanos. No conocen la maldad y, ello, me ha facilitado el llegar, con la misión y la palabra, aunque no hablo lingala”.

- ¿Y usted quién es para ellos...?

“Para ellos soy Ma Soeur (maser) mi hermana”.

- ¿Y cuál es el proyecto del momento?

“Mi mayor responsabilidad, y las de mis compañeras, es concluir la Casa Religiosa. Ya funciona, con el esfuerzo de todas las hermanas, la Casa Familu, algo si como un Mini Hogar que recibe, madres solteras, con hijos en abandono”.

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“La situación económica es dura. Como en todo el mundo, pero de vez en cuando hay apoyo. A nadie le falta Dios. Él no nos abandona estimulando el grupo de religiosas entregadas, totalmente por servir a una comunidad olvidada, a veces, un largo tiempo. Hoy con las hermanas llevamos adelante un proyecto de agricultura que sirve a nosotras, a nuestros niños y niñas, y también a la comunidad”.

- ¿El peruano, donde va, extraña su comida?

“Por lo menos comen mucho arroz. El Fufu. Son muy aficionaos a comer legumbres como la hoja de yuca que, luego de un proceso, la convierte en una masa. El pescado, en todas las formas, también es un plato preferido y lo comen muy seguido”

La hermana, Alejandrina vive una vida diferente, pero haciendo labor, sobre todos los jóvenes como es la historia escrita, en los hogares de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia hogares abiertos en Perú, en Argentina, en Chile, Paraguay y Europa. Muchos jóvenes, sin familia, habitantes de la calle. Una religiosa peruana está en esa labor.

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