OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: "Hay desesperación"
En un encuentro de escritores escuchamos algo para no olvidar, sobre todo por estos días: “es cierto que han existido mejores días”.
Pero estas palabras no tienen el mismo valor para una mayoría. ¿Recuerdan el 9 de febrero de este año? Ese día el doctor Jesús Valverde se aplicó por primera vez, en el país, la vacuna para la pandemia. Muchos creímos el comienzo de un final augurado como de mucha preocupación vivida hasta estos días. No fue así. Seguimos esperando. Esperando el final.
Al diálogo diario se incorporaron, entre otros, nombres como AstraZeneca, Moderna, Janssen, Pfizer. Nunca estuvieron ausentes. Siguen a nuestro lado cuando ya nos inscribimos con 2.048.115 de casos. Muchos médicos, escuchándolos en la radio, o viéndolo en la televisión, nos piden tranquilidad. Acatar todas las disposiciones ordenadas.
Desgraciadamente no todo se cumple. La mejor muestra son las fiestas clandestinas, o 'fiestas Covid' donde no usan mascarilla. El distanciamiento social no existe. La seguridad personal se olvida. Se pone en riesgo la vida de todos. No todos les escuchamos y, por ello, los casos, continúan aumentando pese a que, en el país, ya se aplicaron 7 millones 220.895 dosis buscando la protección de los habitantes ubicados en todo el territorio.
En el mundo, y no lo olvidemos, ya estamos sobre los 2 mil millones de dosis de vacunas aplicadas en el mundo.
Como están las cosas, entre nosotros, los mensajes hoy deben dirigirse, sin pensarlo dos veces, a los muchachos y muchachas ignorantes de la palabra responsabilidad. De compromiso. Los llaman los “covidiotas”. La mayoría de concurrentes a los hospitales, con presencia del Covid, son personas llenas de vida, pero el virus no entiende y no hace diferencia por las edades.
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