OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: "Bandera, démosle su lugar"
Los sabios del idioma, al hablar del verbo izar, nos aseguran que su raíz etimológica se halla en el vocablo francés hisser. Es la acción de elevar algo, al tirar de la cuerda de la cual se encuentra colgado. Lo vemos y comprobamos al subir una bandera en un asta, o en las velas de una embarcación.
Para poner la bandera en el mástil de nuestras casas siempre somos irregulares. Dejados. Como que nos costara.
Las municipalidades, todos los años, deben poner avisos, durante el mes de julio, recordando el izamiento del pabellón en el frontis de los edificios público y nuestras casas. Pocos lo cumplen. Este 28, recorrimos cuatro calles -en La Victoria, en San Isidro, en San Borja y en Barranco-. Tal vez no lo crean: el máximo fueron seis casas por distrito con la bicolor en sus frontis. Dos de ellas con la bandera pegada a la ventana. No alcanzó para mástil.
Ya estamos en agosto y, aún, hay hogares con la bandera al tope. El municipio, para no faltarle el respeto al símbolo nacional, debiera también poner la fecha cuando se debe retirar.
No todas iguales
Es común la queja contra las atenciones y el estado de las oficinas públicas, muchas veces abandonadas. Por estos días concurrimos a las oficinas de Sunat de las primeras cuadras de Arenales. Fue grato todo. Una atención, desde la puerta misma del edificio, para descontrolar al más exigente. Las rutas a seguir para llegar hasta la funcionaria detrás del vidrio, muy útil. No había necesidad de preguntar, pero, pese a ello, más de alguien se acercaba, y se ofrecía para apoyar con una atención desconcertante. Luego, los funcionarios dispuestos a brindar un buen servicio. Que el cliente se sintiera cómodo. Así como criticamos siempre, cuando encontramos este tipo de atención, debemos destacarlo. No siempre negativos. Grato es vivir experiencias, y debemos darle su lugar.
Toño Vargas, hablan las imágenes.
Quien no recuerda, cuando escuchan un partido de futbol, aquella expresión “hablan las imágenes de América Televisión” o “nos permite cantar esa palabra bendita llamada gol, se lo canto a mi patria... ¡goooooolllllll”.
Toño Vargas, la voz que nos ha dado tanta satisfacción, cuando nos cuenta lo sucedido con la Selección, como muchos colegas enfrenta, por estos días, un encuentro con la pandemia, sumándose a la larga lista de colegas marginados por esta cruel enfermedad. Esperamos luego volver a escuchar aquello de “Acéptalo, acéptalo Fernández, Gianluca Lapadula fue más”, cuando un delantero supera al arquero. Toño mucha fuerza. Esperamos para escuchar su canto con la palabra bendita.
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