OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: "Año Nuevo, y cosas nuevas"
Así nos lo contaron:
La mamá, y la hija, seleccionan platos y servicio para usar en la cena de medianoche. Mientras la madre cuenta tenedores y cuchillos, la pequeña, que “ayudaba” sí, así entre comillas, preguntó a su madre “y el celular a qué lado del plato se coloca”.
Así nos lo contaron, y lo contamos.
Año nuevo, mejor dicho, las primeras horas de los nuevos 365 días, es tradición recibirlos con añejas historias, unidas a alimentos, colores, objetos.
Los colores de ropa, sobre todo interior.
La ropa de color amarillo impulsa la prosperidad económica, como también ascenso laboral en una actividad nueva. Las solteras hablan de ser “una ayudita”, para conseguir novio.
La ropa interior, de color blanco, sirve para alejar los malos espíritus.
Los seguidores de estos instantes pre y durante las cero horas, se cuidan mucho de las escobas. Sus conocedores señalan ser muy útil para ayudar y ahuyentar la mala suerte. Barrer con mucha fe sirve para deshacerse de los enemigos negativos, del Nuevo Año.
En Italia es parte de la fecha un buen plato de lentejas con un tipo de fiambre especial.
En América del Sur las lentejas también se comen y, por ejemplo, en Perú, en la mesa de la cena de Año Nuevo, todos los saleros están llenos del producto. Eso trae dinero, según las creencias. Llega la buena suerte como, también, el subir escaleras de la casa, varias veces, trae suerte y no se olvide pasear, en el entorno de su casa, con una maleta. Con él se busca la oportunidad de viajar mucho en el año que está comenzando.
Usted sabrá cuál de estos sucesos está más cerca de usted.
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