OPINIÓN | Martín Belaunde Moreyra: Del Solar: buenas formas, discutible fondo
Mi primera reacción después de escuchar el discurso de Salvador del Solar es que sus formas fueron impecables, pero el procedimiento sugerido no tanto. ¿Por qué? Por diversas razones al incluir dentro de sus propuestas varias modificaciones constitucionales cuya aprobación reside exclusivamente en el Congreso, que podrá o no tener en cuenta los planteamientos del Ejecutivo, pero no necesariamente aprobarlos en su integridad. Si hay una esencia que debe respetarse, es precisamente esa. La facultad de modificar la Constitución con arreglo a las normas vigentes no reside en el Ejecutivo sino en el Legislativo y la ley constitucional aprobada no puede ser observada por el Presidente de la República conforme al segundo párrafo del artículo 206 de nuestra vapuleada Carta Magna. Pero vapuleada o no es la vigente.
Un aspecto que debe ser resaltado e incluso felicitado en la moderada intervención de Salvador del Solar es no haber insistido en un plazo específico y por el contrario allanarse al calendario del Congreso, con la razonable sugerencia que se extienda la actual legislatura hasta el próximo 7 de julio. Ello sin perjuicio que los proyectos de reforma constitucional se aprueben a principios de la próxima. En este tema es indispensable que tanto el Ejecutivo y Legislativo concuerden sobre los plazos. De otro lado, la sugerencia que los candidatos al Congreso tengan un pasado limpio y no hayan sido condenados por un delito doloso, así fuere en una instancia inferior, es razonable y en mi opinión merece ser aprobado para que no se aprovechen indebidamente de la inmunidad parlamentaria como ha sido el caso del general Donayre. En este caso, no obstante, el gobierno tiene la tarea pendiente de capturarlo, la cual reside en el Ministerio del Interior. El allanamiento de su domicilio por la policía fue ridículo a la vista y paciencia del público televidente.
Las ideas se exponen y no se imponen. En ese aspecto reside la mecánica parlamentaria y la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Condicionar la cuestión de confianza a que el Congreso apruebe a rajatablas todas las propuestas del Ejecutivo enumeradas en el Pleno por Salvador del Solar, así solo fuere en su “esencia” como si se tratara de un perfume llamado Disolución, me parece profundamente equivocado. El Congreso debe actuar razonable y honestamente, pero tiene que defender sus fueros, así esa actitud hoy día sea impopular. De lo contrario dejará de ser Congreso y se convertirá en un fantasma repudiado por todos.