OPINIÓN | Martín Belaunde Moreyra: la reforma política
La comisión presidida por Fernando Tuesta ha presentado una propuesta de reformas políticas al presidente Martín Vizcarra con una fuerte connotación polémica. Me refiero en primer lugar a la restauración de la bicameralidad mediante un nuevo Senado que según Martín Tanaka en la televisión, tendría características muy distintas de las planteadas en el referéndum del 9 de diciembre de 2018. Puede que sea así, pero el resultado de la votación fue absolutamente contrario -más del 80% de los votos- por muchas razones y no solo por el hecho de que el presidente Vizcarra la boicoteara al haberse “desnaturalizado” su idea original, según su expresión. Los puntos de vista de los politólogos son muy respetables pero la decisión abrumadora del pueblo lo es aún más.
En ese mismo programa televisivo escuché decir a Martín Tanaka que ninguna bancada congresal se oponía a la bicameralidad y que en opinión de los miembros de la comisión, tal ausencia de oposición justificaba semejante propuesta. Sin duda es un factor a considerar pero de ninguna manera resulta definitivo. Al margen del presunto impedimento legal de que los resultados de un referéndum rigen durante un período mínimo de dos años y de que esa limitación dificulta aplicar tal reforma para las elecciones generales del 2021 -sin duda un elemento a tener en cuenta- existe una razón mayor. El suscrito es partidario del Senado con facultades parecidas a las existentes en la Constitución de 1979, pero por encima de los criterios personales debemos tomar en cuenta la decisión soberana del pueblo. Si los electores se pronunciaron categóricamente en contra de la bicameralidad, el actual Congreso debe respetar esa decisión. La política no es solo cuestión de sabios iluminados que saben más que el resto de la ciudadanía. En esencia la conducción política de un Estado debe realizarse conforme a los anhelos populares expresados en elecciones libres. No hacerlo constituye un grave error.
El otro problema es la calidad de los candidatos al Congreso. Se piensa que con elecciones primarias dentro de cada partido esa limitación será superada, pero se colocan cifras astronómicas que no existen en ninguna agrupación partidaria. Se está proponiendo una legislación que no es aplicable a la realidad nacional y por lo tanto fracasará en su ejecución. Este factor debe ser tomado en cuenta. De otro lado, la selección de los candidatos al Congreso es una tarea partidaria aplicando algunos filtros fáciles de ejecutar, que trasciendan del aporte económico que cada persona interesada pueda llevar al partido.