OPINIÓN | María del Pilar Tello: tiempos de reforma política
Más de tres semanas después de que la Comisión para la Reforma Política, presidida por Fernando Tuesta presentara su informe al Ejecutivo, la reforma podría comenzar su debate. El punto de partida es el buen trabajo cumplido en el objetivo de mejorar la política y sus instituciones, sobre todo de lograr que la población se sienta representada en ellas.
Las propuestas de la Comisión tocan los sistemas de gobierno, de partidos y electoral en doce proyectos de ley, cuatro constitucionales y ocho legales, distribuidos en cuatro ejes de reforma. Uno primero contra la corrupción para mejorar la rendición de cuentas, la inmunidad parlamentaria y el financiamiento político. Uno segundo para perfeccionar las organizaciones políticas y la representación. Cambios en la inscripción de partidos, democratización por elecciones internas abiertas y descarte si son solo regionales o locales o no tengan asientos en el Congreso, que se retiren o no participen en elecciones. No más vientres de alquiler.
Un tercer eje se refiere a la mejor información electoral y a la participación electoral y política. Voto postal para residentes en el extranjero, pago a los miembros de mesa, voto en cárceles y hospitales, así como reducción de la prohibición de publicación de encuestas a 24 horas antes de las elecciones.
El cuarto eje alude a la gobernabilidad y al control político, a afinar la cuestión de confianza y la censura ministerial en la relación Ejecutivo y Legislativo. Y el esencial retorno a la bicameralidad sin reelección parlamentaria ni mayor presupuesto, que populista y lamentablemente no ha sido recogido por el Ejecutivo en su propuesta al Congreso.
Es un excelente conjunto de ideas para el debate a fondo que permita que la política sea percibida ligada al bienestar colectivo, que el poder no sea considerado un botín para medrar y aprovecharse.
De lo planteado rescatamos la elección del Congreso en segunda vuelta y no en la primera como viene sucediendo. Si en segunda vuelta se elige el presidente en ese momento deben ser elegidos los congresistas que lo apoyarán. Con ello evitaríamos la colisión permanente entre poderes como sucedió con la última elección entre PPK y el keikismo. Un Parlamento cuya mayoría no responde al presidente que cuenta solo con apoyo minoritario tiene relativizado su poder para gobernar. Tenemos como modelo el francés por el cual el actual presidente Enmanuel Macrón logró mayoría parlamentaria y superó el bipartidismo histórico. Necesitamos menos choque de poderes y más gobernabilidad.
Martín Vizcarra presentó sus proyectos legislativos para este fin y exigió su rápida aprobación para ser aplicados el 2021. La ciudadanía espera una reforma política que traiga nuevos y mejores partidos políticos ligados más a los intereses de la sociedad y menos a los del dinero. Y que la política se reencuentre con la ética para ganar participación y credibilidad. Necesitamos superar la crisis de confianza que no tiene cómo ni cuándo acabar. Ojalá fuera ésta la oportunidad.