OPINIÓN | María del Pilar Tello: la burbuja congresal
Tiempo de reformas y no de figuretismos. Falta mucho por hacer en reformas políticas y sociales que den viabilidad a nuestro país y lo alejen del fantasma del estado fallido. La anemia, entre otros graves problemas, es una espada de Damocles que nuestros representantes desdeñan como fundamental mientras se pierden en una interpelación a un ministro sin investidura. Y a pesar de estar legalmente impedidos intervienen en un proceso en marcha, el de un acuerdo de colaboración eficaz entre una megaempresa corruptora y el Estado, para obtener información sobre cuatro casos de corrupción, los únicos en que ha admitido participación y culpabilidad.
El absurdo y el afán de figurar terminan de desprestigiar a un Congreso plagado de escándalos internos cuyos miembros, con notables excepciones, a través de histriónicos discursos hablan a nombre del país para no decir mucho y aburrir a la ciudadanía. Están dentro de una burbuja tóxica y no se dan cuenta. Entre ellos se alientan y se escuchan a espaldas de la gente.
Es patético cuando no dramático. El ciudadano de a pie sabe que los congresistas están hablando y sin respeto ni interés cambia de canal. Y si se queda por unos minutos ve un hemiciclo semivacío que implica que ni ellos se oyen ni atienden a un Ministro de Estado, juramentado pero no investido, empeñado en aclarar el sentido de un acuerdo inminente que en las siguientes horas será homologado por el Poder Judicial.
La cereza de la torta es la absurda denuncia penal presentada por la congresista Yeni Vilcatoma que pide prisión en el Perú para algunos directivos de la empresa corruptora -entre ellos Marcelo Odebrecht- que ya purgan pena en Brasil. Complementada por la impolítica declaración de la vicepresidenta congresista Mercedes Araoz que descontenta con su remuneración congelada pide su sinceramiento o su incremento de acuerdo al costo de vida. Y lo hace con el telón de fondo del escándalo por cobros indebidos de los bonos de representación.
Las mayorías, incluso las que siguieron a Martín Vizcarra en su orientación en el referéndum de diciembre pasado, ahora exigen un gobierno eficaz y eficiente. Al ingresar a su segundo año el presidente -con un nuevo gabinete en busca de la confianza congresal- requiere sostener el apoyo de la ciudadanía para lo cual debe demostrar su capacidad de gestión y solución de los graves problemas del país, más allá de la proclama monotemática de la lucha contra la corrupción.
Bienvenida la reforma política propuesta por la comisión Tuesta que aborda aspectos electorales necesarios para mejorar la representación. Dentro de ella la bicameralidad es esencial. Y aunque los actuales congresistas no serán reelegidos están a tiempo para salir de su burbuja y defender la imagen y función del Congreso poniéndose de acuerdo entre ellos y con el Ejecutivo sobre una agenda común para avanzar como país, antes del Bicentenario. Seguiremos.