17/01/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
A menos de diez días de las elecciones complementarias congresales comparto algunos comentarios en esta columna. Lo primero es que estas elecciones no han calentado la calle, es decir, no se ve un ambiente de confrontación de ideas y propuestas, lo único que se escucha es “vota por otros que no han estado en el Congreso” o “vota por cualquiera menos por Fuerza Popular o el Apra”, lo cual, si se diera el caso, nos llevaría a tener un Congreso sin propuestas claras ni experiencia y, sobre todo, sin defensa a la separación de poderes.
Un Congreso de gente sin experiencia y que no confronte al poder mediático se convierte en un apéndice del Ejecutivo que no fiscalizará el endeudamiento externo que se viene dando en la actualidad; es un Poder Legislativo que no renovará a los miembros del Tribunal Constitucional con personas idóneas, y que no afrontará, como es debido, la tan mencionada lucha contra la corrupción y la no violencia contra la mujer, que ahora todo candidato pregona.
El Apra y Fuerza Popular son dos partidos que han sido gobierno, no de manera accidental sino producto del poder del voto popular, con cuadros políticos experimentados y con una ideología definida que sus representantes defienden, otro caso es Acción Popular, quienes también han sido gobierno, que hoy presenta falta de cuadros políticos que defiendan su ideología. Ver a Mesías Guevara buscando ser el candidato de Martín Vizcarra, respaldando un cierre del Congreso, hecho que nunca hubiese aceptado Fernando Belaunde Terry, resalta a la luz que los cuadros políticos ya no son formados ideológicamente, más bien son propuestas en pos de lograr el poder y punto, tal como se reveló en una grabación sobre el negocio de poner congresistas sumisos al gobierno para tener un ministerio.
De los demás partidos políticos... mejor ni hablar, ya que no tienen corriente ideológica, sus candidatos no comparten las mismas ideas y son un vientre de alquiler. Tal vez el más cercano a ser un partido político sea el Frepap, al menos sus candidatos son más homogéneos.
Los partidos deben hacer vida política, reuniones, capacitar y formar a sus cuadros con una ideología; para mí solo hay dos partidos políticos en el país y otros dos que podrían desarrollarse adecuadamente si consolidan sus corrientes de pensamiento. No estoy dando un juicio de valor sobre cuál es mejor o peor, solo estoy opinando por su nivel organizativo y la base ideológica planteada. En resumen, mi segundo comentario es que existen muy pocos partidos políticos consolidados en el Perú y que se sigue la vieja costumbre de juntarse solo en época electoral.
Mi tercer comentario es sobre la actuación del Tribunal Constitucional, cuyo magistrado Carlos Ramos Núñez, famoso por desaparecer en Trujillo en pleno “cumplimiento de sus actividades” generando un operativo policial por clínicas, hospitales y hasta la morgue, posteriormente, encontrado -con buena salud- en un club nocturno, fue el ponente en el caso de la demanda competencial presentada por Pedro Olaechea sobre el cierre del Congreso, demanda que fue denegada por cuatro votos en contra, algo previsible, ya que estos magistrados son cercanos al color rojo además de que uno de ellos adelantó opinión y fue un fervoroso defensor del cierre del Congreso.
Recordemos que en el gobierno de Alberto Fujimori sucedió algo parecido con la interpretación auténtica para la re-reelección, luego de varios años los magistrados que avalaron el fallo fueron juzgados, en política todo da vueltas y creo que, al actual Tribunal Constitucional, con el pasar de los años, tendrá que pasar la factura política.
En conclusión, se llevarán a cabo unas elecciones complementarias para congresistas sin partidos políticos fuertes, sin interés de la población, con nuestras instituciones sin credibilidad y sin encuestas serias. Espero que este 2020 no nos deje un Congreso sumiso, se necesita un Congreso fuerte, que defienda la Constitución y las leyes, no nos olvidemos que en esta elección se siente que hay un voto escondido que podría cambiar la historia del Perú.