OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: la tarea pendiente
Culminó una semana muy agitada políticamente, en la que el Congreso finalmente aprobó la cuestión de confianza al Ejecutivo. Para muchos analistas y políticos, por miedo a perder sus sueldos. Aun así, este hecho debe marcar un nuevo acercamiento entre el Ejecutivo y Legislativo para concretar las reformas políticas que el país necesita para emprender un futuro mejor, como por ejemplo cambiar las reglas de juego para cerrar el paso a la corrupción que tanto daño ha hecho al país en las últimas décadas.
Y es en esa tarea en la que todos los peruanos deben estar unidos y atentos. No olvidemos que la corrupción ha penetrado en todas las instituciones del Estado -Ejecutivo, Legislativo, el sistema de justicia, gobiernos locales y regionales- sino no tendríamos expresidentes, exministros, exfuncionarios, exalcaldes y exgobernadores regionales envueltos en casos de corrupción, algunos ya detenidos y los demás que pueden seguirle los pasos. Congresistas y magistrados tampoco se salvan.
El Parlamento ha prometido aprobar las propuestas de reforma política, pero la gente no cree en su honestidad y piensa que de todas maneras le sacarán la vuelta para mantener privilegios como la inmunidad que ha terminado en impunidad, por citar una. Esa posibilidad no se descarta, aunque con ello estarían provocando la disolución.
Por eso son necesarios los cambios, y de manera urgente. La reforma política debe dar lugar a la renovación de la clase política que debe regir los destinos del país a partir del 2021, año del Bicentenario, con reglas claras que le pongan candado a la corrupción, para que nunca más le saquen la vuelta al Estado con contratos lesivos para la concesión de obras públicas y megaproyectos. Es momento de poner fin a la impunidad, de esa que se valieron los congresistas para protegerse unos a otros, o blindar a corruptos. Esa impunidad debe extirparse no solo del Parlamento Nacional, sino de todas las instituciones del Estado. Esa es la tarea pendiente para sacar a este país de la pobreza, y en ella deben participar todos los peruanos. No podemos estar ajenos a esa transformación.
Ha llegado el momento de las nuevas generaciones de peruanos que se comprometan con el país para conducirlo al desarrollo. El Perú tiene recursos más que suficientes para salir adelante. La famosa frase de Antonio Raimondi de que somos un mendigo sentado en un banco de oro debe ser desterrada para siempre.