01/02/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Es una frase muy utilizada en política para referirse a las investigaciones sobre los adversarios, pero cuando le caen a uno, la respuesta inmediata es: persecución política o amedrentamiento.Y es lo que ocurrió hace dos días cuando el presidente del Congreso, Daniel Salaverry, anunció que solicitará una acción de control interno sobre las contrataciones de bienes y servicios realizadas en las gestiones de las Mesas Directivas desde el año 2016. Ello debido a una declaración de la legisladora Luz Salgado, en la que dijo que la recomposición de los órganos del Legislativo obedece a un arreglo y componenda, repartición de puestos, locales, asesores y equipos, que llevaría a un mayor gasto en el Parlamento.
Salgado, expresidenta del Congreso (2016-2017), tomó el anuncio de Salaverry como una amenaza y dijo que ningún congresista puede ser investigado por sus declaraciones.Ningún funcionario público debe oponerse a una investigación o auditoría a la gestión que realiza o realizó, y en este sentido el pedido de Salaverry es saludable, porque así se puede transparentar el manejo que se ha hecho de los recursos del Poder Legislativo.
Hemos criticado siempre la resistencia de funcionarios y autoridades a ser investigados. Si no tienen nada que ocultar, no tienen por qué oponerse a ello, pues se puede prestar a suspicacias y dudas sobre la gestión realizada. Lo mejor es dejar que la autoridad encargada de realizar la indagación determine si hubo o no irregularidad.Pero en nuestra política ya se ha hecho habitual exigir que se investigue a los adversarios, y se aplaude cuando estas se dan. Pero nunca aceptan cuando les toca ser investigados. Lo primero que se dice es “persecución” o “venganza”.
Un claro ejemplo es el del expresidente Alan García, quien fue precisamente quien hizo popular la frase de “quien no la debe, no la teme”. Sin embargo, hace poco, cuando el Poder Judicial ordenó su impedimento de salida del país, el exmandatario aprista pidió asilo político a Uruguay, refugiándose en su embajada en Lima.El mismo discurso lo utilizan el prófugo Alejandro Toledo, la detenida Keiko Fujimori y el exmandatario Ollanta Humala.
La auditoría solicitada en el Congreso por Salaverry debe esclarecer si los recursos del llamado primer poder del Estado se manejaron correctamente y si las denuncias que se hicieron sobre presuntas irregularidades en adquisiciones y contrataciones fueron ciertas o no. Quien no la debe no la teme, por ello hizo bien Luz Salgado, luego de su protesta, de afirmar que no tiene ningún problema con que le auditen su gestión.