OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: es el peor Congreso
La denuncia contra el congresista Jorge Castro, por cobro de diezmos a sus trabajadores, no hace sino corroborar la cada vez más pésima imagen del Congreso de la República, y alienta cada vez más al pedido mayoritario de la población, a través de las encuestas, para que se cierre ese poder del Estado.
El presidente del Legislativo, Daniel Salaverry, ha puesto el dedo en la llaga y ha llamado sinvergüenzas a quienes constantemente se ganan titulares por acciones irregulares, muy contrarias a las que el pueblo les ha encomendado con su voto en las urnas.
Cuando se inició el quinquenio legislativo 2016-2021, pensamos que por fin se iba a dar una vuelta de página a las épocas de los 'comepollo', 'robacable', 'comeoro', una era nefasta que ponía de manifiesto la pobre calidad de congresistas que llegaban a nuestro llamado primer poder del Estado.
Pero la historia no solo se repite. Es más grave y apenas en la mitad de quinquenio tenemos ya dos congresistas condenados a prisión, uno, Benicio Ríos, ya desaforado y purgando su condena por caso de corrupción, y el otro, el general Edwin Donayre, a quien ayer en segunda instancia le ratificaron la condena a prisión por el 'Gasolinazo' (robo de combustible) cuando estuvo al frente de la Comandancia de la Región Militar Sur del Ejército Peruano, entre enero y agosto de 2006. Por coincidencia, los dos congresistas pertenecen a la bancada de Alianza para el Progreso (APP), partido que lidera César Acuña.
Hay más de una decena de congresistas que en distintos momentos fueron suspendidos, como Yonhy Lescano, Carlos Bruce, Kenji Fujimori, Bienvenido Ramírez, Moisés Mamani, y otros que correrían la misma suerte, como María Elena Foronda, sobre quien pende una suspensión de 60 días que debe ser vista por el pleno en los próximos días.
Otros cinco son investigados por la Fiscalía de la Nación al ser vinculados con la organización 'Temerarios del crimen'.
En suma, un Congreso totalmente desprestigiado que es el reflejo de la crisis de nuestras organizaciones políticas, la mayoría sin ideología, que se forman solo con fines electorales sin evaluar la calidad de sus candidatos parlamentarios. Ojalá que con la reforma política impulsada por el gobierno se ponga fin a esta era nefasta del Congreso y que para el 2021, con el Bicentenario, empiece una nueva etapa con gente idónea que aporte al bienestar del país.