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OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: muerte para la reflexión

Deceso de García deja muchas cosas para la reflexión, que sin duda hará cambiar el comportamiento de nuestra clase política y de la actuación de nuestro sistema judicial.
Alan-columna
18-04-2019

El Perú vivió ayer un día diferente. Minutos después de las seis de la mañana la noticia de la detención preliminar del expresidente Alan García Pérez y el allanamiento de su domicilio por una orden judicial empezó a ser tendencia. Minutos después se daba a conocer que el exjefe de Estado se había disparado en la cabeza para impedir su arresto, siendo derivado al hospital de emergencia Casimiro Ulloa, donde a las 10.05 dejó de existir pese a los esfuerzos de un pool de médicos que intentaron salvar su vida.

Pero la muerte de Alan García no solo queda en eso. Su deceso deja muchas cosas para la reflexión, que sin duda hará cambiar el comportamiento de nuestra clase política y de la actuación de nuestro sistema judicial y la forma cómo está llevando las investigaciones de corrupción del caso Odebrecht o Lava Jato.

El dos veces presidente de la República prefirió terminar con su vida antes de ser humillado y conducido a un calabozo; él alegó siempre su inocencia de los cargos que le imputaban y dijo que nunca lo verían esposado y con chaleco antibalas.

Sin embargo, el trágico acontecimiento no solo mostró una vez más lo dividido que está el país, demostró la insensibilidad, odio y resentimiento de muchos peruanos que a través de las redes sociales se envilecieron con sus mensajes. Ya lo advertimos cuando fue arrestado el expresidente Alberto Fujimori tras la anulación del indulto que le concedió Pedro Pablo Kuczynski o cuando su hija Keiko fue conducida al penal anexo de mujeres de Chorrillos para cumplir prisión preventiva.

Basta ya de odios y rencores. El país necesita paz en todos los aspectos. Está bien reclamar justicia, pero con mesura y respeto, pero no celebrar una desgracia.

En cuanto a las autoridades que están siguiendo las investigaciones del caso Lava Jato, sin duda que el caso debe llevarlos a una reflexión. Y lo decimos porque mientras la Oficina Desconcentrada de Control Interno de Lima del Ministerio Público, abría de oficio investigación por 60 días a los fiscales José Domingo Pérez y Henry Amenábar Almonte, por presuntas infracciones en el allanamiento y detención del expresidente García, la Fiscalía de la Nación aseguraba que esta diligencia se realizó en estricto cumplimiento de un mandato judicial y en estricto respeto de los derechos fundamentales del exmandatario. ¿En qué quedamos? Una incoherencia que la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, debe explicar al país.