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OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: más vale tarde

Presidente adelantó su retorno al país con el fin de atender personalmente las zonas afectadas por lluvias y huaicos.
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01-03-2019

El presidente Martín Vizcarra decidió culminar su criticado viaje a Portugal y España y adelantó para hoy su retorno al país, a fin de retomar personalmente la atención de las zonas afectadas por lluvias y huaicos, agravada ahora en el norte con el reporte de 35 casos de dengue.

Pese a que el jefe del gabinete, César Villanueva, y parlamentarios del oficialismo trataron de justificar el viaje en momentos en que varias regiones del país son castigadas por los desastres naturales, el jefe de Estado optó por aceptar las críticas y emprender el viaje de retorno a Lima. Una reacción tardía, pero saludable al fin de cuentas.

No vamos a ahondar más en las críticas, pero debemos señalar que el jefe de Estado debe ser coherente en sus acciones para no quedar mal ante el pueblo peruano. Recordemos que el 1 de enero, cuando se encontraba en Brasil para asistir a la toma de mando del presidente Bolsonaro, Vizcarra decidió regresar al Perú antes que se iniciara la ceremonia, porque el entonces fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, había separado a los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez del Equipo Especial para el caso Lava Jato.

¿Por qué esta vez no hizo lo mismo? ¿Es que acaso el sufrimiento de los peruanos castigados por lluvias, huaicos e inundaciones no merece atención prioritaria? Peor aún si con él viajó el ministro de Transportes y Comunicaciones, Edmer Trujillo, cuando los fenómenos naturales han destruido 26 puentes y cortado varios kilómetros de carreteras. Estas son las incoherencias que no le hacen bien al mandatario.

Ahora que está de vuelta, el presidente Vizcarra debe dar un giro importante a su gestión. La aprobación a su gestión está en descenso. La última encuesta de CPI elaborada en exclusiva para Exitosa no solo lo confirma, sino que muestra el creciente reclamo del pueblo para que se resuelvan problemas urgentes, como la inseguridad ciudadana, salud pública, infraestructura educativa, servicios públicos como agua, desagüe y luz, violencia contra la mujer y falta de empleo.

El mandatario debe entender que su caballito de batalla de la lucha contra la corrupción, que lo llevó al tope de popularidad, ya se agotó, y demostrar que es hora de gobernar para los millones de peruanos que necesitan ser atendidos por su administración.