OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: ¿Caraduras o amnésicos?
Francamente no sabemos qué decir de la actitud de la bancada de Fuerza Popular cuando sus representantes en el Congreso se llenan la boca para criticar atropellos que su agrupación política, con el nombre que quieran llamarle, porque nacieron con Cambio 90 y cambiaron varias veces de nombre, pero siempre bajo el liderazgo de Alberto Fujimori en los años 90, con autogolpe de Estado incluido, cometió a los peruanos y sus instituciones.
Ayer, escuchamos en la Comisión de Constitución del Parlamento a varios parlamentarios naranjas decir que la reforma política busca “desaparecer a los partidos políticos tradicionales” en favor de nuevas organizaciones. Lourdes Acorta incluso preguntó: “¿Qué es lo que se quiere: mejorar lo que hay o crear un nuevo modelo?”.
Miguel Torres fue más allá y anotó que la reforma se olvida de un aspecto fundamental, como es la trayectoria de los partidos.
Y para variar, Héctor Becerril sostuvo que el Gobierno ha enviado su propuesta luego de desprestigiar con la ayuda del Ministerio Público a los partidos.
Parece que los fujimoristas han olvidado que en los años 90, el gobierno de su líder histórico Alberto Fujimori, hoy preso purgando una condena de 25 años por crímenes de La Cantuta y Barrios Altos, se encargó de destruir a todas las organizaciones políticas, sindicales y manejar el Ministerio Público y Poder Judicial. ¿Ya olvidaron cuando culpaban de todo a los “políticos tradicionales? Ellos estaban en política, pero no se decían tradicionales.
Si bien es cierto que la reforma política amerita un profundo debate, como el tema de las elecciones internas en los partidos, por ejemplo, consideramos que los fujimoristas no tienen autoridad para expresarse en la forma como lo están haciendo para cuestionar las propuestas del Ejecutivo, que dicho sea de paso el día anterior escuchamos al premier, Salvador del Solar, reconocer que “no están escritas en piedra”, es decir que pueden corregirse después de un debido debate.
Que el fujimorismo se preocupe por su organización interna. No olviden que llegaron al actual Congreso con 73 parlamentarios, la mayoría independientes e invitados, o incluidos por sus aportes a la campaña, pero consecuencia de ello es la calidad de sus representantes, como Moisés Mamani, por citar un botón de muestra. Además, hoy solo son 54 y tal vez para la siguiente legislatura sean menos.