28/03/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El ataque perpetrado en la zona de Yavi Yavi, en Apurímac, contra un helicóptero que transportaba a tres ministros que viajaron para dialogar con los comuneros de Nueva Fuerabamba, a fin de buscar una salida a la protesta contra la empresa MMG Las Bambas, es sin duda un hecho condenable porque no se puede avalar un acto de violencia de ninguna de las partes cuando lo que se buscaba era una solución al conflicto.
Pero así como repudiamos los actos de violencia, es necesario expresar también nuestra gran preocupación por algo que se repite y que el Ministerio del Interior debe explicar. Algo pasa con la aplicación de los protocolos de seguridad a las autoridades, que se ven afectadas por la violenta reacción de pobladores.
La semana pasada ocurrió con el fiscal José Domingo Pérez, quien fue atacado en las afueras del penal anexo de mujeres de Chorrillos, hasta donde acudió para interrogar a la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori Higuchi. En esa oportunidad, el ministro Carlos Morán anunció una investigación no solo para identificar a los simpatizantes de Keiko Fujimori que agredieron al fiscal, sino también para determinar por qué no funcionaron los protocolos de seguridad diseñados para nuestras autoridades.
Se desconoce el resultado de dicha investigación, pero lo ocurrido ayer era previsible. El viaje de los ministros a una zona convulsionada por la protesta de los comuneros que se niegan a dialogar y exigen la liberación de su dirigente y asesores, ameritaba que se adoptaran las más extremas medidas de seguridad para proteger a los ministros y comitiva.
¿Cómo el helicóptero en el que viajaban los ministros Edmer Trujillo (Transportes y Comunicaciones), Zulema Tomás (Salud) y Paola Bustamante (Desarrollo e Inclusión Social) pudo ser atacado por los comuneros? ¿Es que no se guardó la distancia adecuada entre el gentío y el lugar donde aterrizó la nave, desde donde luego tenía que despegar de regreso a Lima?
Afortunadamente, los proyectiles que lanzaron los manifestantes no impactaron en ninguno de los miembros de la comitiva oficial, pero no vamos a esperar que ocurra una desgracia para recién reaccionar. No se puede tolerar un descuido del personal encargado de brindar seguridad, porque en juego está la vida e integridad física de personas.
El ministro del Interior, Carlos Morán, debe actuar con firmeza para que estos sucesos no vuelvan a ocurrir. Algo está fallando y se tiene que corregir ahora mismo.