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OPINIÓN | Luis Angeles Laynes: Y ahora, ¿qué viene?

El debate ha dejado en evidencia la necesidad de reformas más profundas a futuro.
Congreso6
06-06-2019

Las aguas agitadas por la confrontación entre el Gobierno y el Congreso parecen haberse calmado con la aprobación de la cuestión de confianza que solicitó el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, tras día y medio de debates en el que parecía ganaría la votación en contra, primó la “sensatez” de los parlamentarios para evitar el cierre del Parlamento y conservar sus curules.

Lo que viene ahora es el debate de las reformas políticas propuestas por el Ejecutivo, que incluyen reformas constitucionales como las referidas a la inmunidad parlamentaria y la prohibición de postular a un cargo de elección popular a los candidatos con sentencias de cuatro años en primera instancia.

Pero el debate ha dejado en evidencia la necesidad de reformas más profundas a futuro, como por ejemplo el modelo económico neoliberal instaurado con la Constitución de 1993, que ha fracasado porque para muchos ha permitido la gran corrupción que ha afectado al país en las últimas décadas y que hoy tiene a expresidentes de la República, exministros y exautoridades locales y regionales en problemas con la justicia, algunos detenidos y otros con arresto domiciliario, por haber lucrado con el dinero de todos los peruanos y concesionado recursos del Estado a manos privadas.

Hace unos días, el ministro de Justicia, Vicente Zeballos, soltó un globo de ensayo al señalar que sería bueno considerar la posibilidad de que el Estado participe en actividades económicas estratégicas como la minería y el petróleo. Por lo cual se le vino un vendaval de críticas. Sin embargo, la idea no resulta descabellada si vemos que la privatización que realizó Alberto Fujimori no fue el negocio que el país esperaba.

Hoy el país tiene muchas carencias por falta de recursos. Pongamos como ejemplo los sectores de Educación y Salud, los más golpeados por el déficit de escuelas, centros de salud y hospitales, y que requieren cientos de miles de millones de soles para cubrir las demandas de los peruanos.

Si el Perú requiere cambios, y el modelo económico neoliberal vigente no funciona, sería bueno buscar nuevas alternativas. No abogamos por el estatismo como el que impuso Velazco tras el golpe de 1968, que ya sabemos cómo terminó. Chile es un ejemplo con la explotación del cobre en manos de una empresa estatal.

Hace unos días señalamos en esta columna que en el debate de la reforma política se ponga en discusión también cómo resolver los graves problemas que sufre la población, sin visos de solución. Ese es el debate que el país espera y en él se debe incluir todas las alternativas.