24/09/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Esta semana, el hermano país de México sufrió, una vez más, un fortísimo sismo que provocó mucha alarma. Igualmente, generó graves daños a la infraestructura urbana, así como el caso de carreteras y puentes.
Por fortuna, la afectación a la vida humana no tuvo los impactos de desastres anteriores, que cubrieron de dolor y luto a esta nación.
Pasado el susto y tranquilizados los ánimos, quedan muchas lecciones por analizar y, obviamente, aplicarlas en nuestra realidad.
Una de los principales aprendizajes de este tipo de eventos sísmicos es la necesidad de tener una organización mínima para enfrentarlos.
Bomberos, policías, servicios médicos, municipalidades, y en general todos aquellos involucrados en la atención de emergencia, se conocen y sabe bien cuáles son sus competencias y responsabilidades.
Nadie se sube al caballo del otro, digamos, ni intenta usurpar funciones que le son ajenas, descuidando las propias.
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Al contrario, hay un aceptable nivel de colaboración interinstitucional para ofrecer una atención en los casos que la ciudad lo demande.
Tantos terremotos sobrevividos y tantas víctimas como doloroso resultante, han dejado profunda huella en la sociedad.
Y, sobre todo, esa traumática experiencia ha servido para reducir los daños y, lo más importante, salvar vidas.
Ahora que estamos en pleno proceso electoral para reemplazar a los actuales gobernadores regionales y alcaldes, sería conveniente saber qué planes tienen frente a un desastre de grandes proporciones.
Me pregunto si alguno lo ha expresado formalmente, si forma parte de su plan de gobierno o solo lo ha dicho en alguna declaración pública.
Porque para hacer realidad cualquier iniciativa en torno a lo que se le denomina gestión de riesgo de desastres, es preciso estudiar, planificar, organizar y, finalmente, ejecutar.
Y, sobre todo, liderar, lo que significa encabezar y también empujar el pesado coche de la prevención hacia los objetivos.
Los sismos están a la vuelta de la esquina y es mejor estar preparado.
Y buena parte de ello está el 'antes', en aquel periodo que nos permitirá reflexionar y actuar sobre la preparación.
Porque, una vez producido el desastre, ya no habrá más tiempo que para ayudar a las víctimas.
Eso es lo que deben saber los candidatos, y especialmente los ciudadanos que vamos a ejercer nuestro derecho a elegir la mejor opción para nuestras ciudades.
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