Opinión | Lewis Mejía Prada: Accidente de tránsito, otra vez
Ayer viernes temprano, cuando las luces del amanecer todavía no se apreciaban en toda su inmensidad, las pistas de la carretera Panamericana Sur se tiñeron de sangre debido a un fortísimo choque entre dos vehículos.
“El impacto de una miniván contra un camión de carga pesada dejó siete fallecidos, entre ellos dos menores de edad, en el kilómetro 41 de la carretera Panamericana Sur, según confirmó la Policía Nacional del Perú”, reseñó la prensa.
Esta parece ser parte de una historia trágica y muy conocida en el Perú, que lamentablemente se repite, si no todos los días, por lo menos una vez y algo más a la semana.
Ocurrió esta vez en el sector del balneario de Punta Hermosa, distrito poco concurrido en esta época de, todavía, muy fría primavera, pero paso obligado para el transporte pesado que entra o sale de nuestra urbe. Los detalles todavía no son compartidos por la autoridad policial de tránsito encargada de las investigaciones, pero probablemente fueron varios los elementos que propiciaron el desastre.
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Generalmente, una situación que se presenta en este tipo de hechos es el exceso del límite de velocidad, que se asocia a la urgencia que siempre tenemos de llegar rápido.
Si salimos tarde, seguramente vamos a tener que correr. Y a partir de esa necesidad de veloz desplazamiento es que tomamos decisiones que muchas veces no nos deja medir las consecuencias.
Por eso resulta muy importante controlar el reloj para poder enrumbar hacia nuestro destino a tiempo y sin sufrir sobresaltos, calculando las horas para llegar tranquilos.
A esto se suma la necesidad de respetar los límites de velocidad, donde según el Reglamento Nacional de Tránsito, no se debe exceder los 30 kilómetros por hora (antes eran 40) en las calles y jirones de la ciudad.
En las avenidas también hay que tener cuidado, pues no se debe superar los 50 km/h (antes eran 60 km/h). Y algo también importante, no te pegues al carro de adelante porque un frenazo puede dar lugar a una colisión.
En cuanto a la circulación por carreteras que cruzan centros poblados o viviendas ubicadas de forma continua o dispersa parcialmente, zonas escolares u hospitales, los límites de velocidad son los siguientes según la autoridad:
En zonas comerciales se permite un máximo de 30 km/h. En zonas residenciales, no más de 50 km/h. Y en las zonas escolares y donde se levante un hospital, hasta los 30km/h.
Y ya que al inicio de esta columna de opinión hablamos de la luz del día y el clima reinante, también debemos considerarlos cada vez que salimos al timón de un automotor.
Mucho cuidado con la iluminación, es necesario estar atento a las zonas oscuras y al cambio de horario de tarde a noche, o de noche al amanecer, así como a la revisión preventiva del sistema eléctrico del carro.
Finalmente, hay que considerar cuál es el estado de la pista y del asfalto, que puede estar mojado por la garúa y, por consiguiente, muy resbaloso, lo que dificultará una frenada oportuna que evite el accidente. No más accidentes de tránsito es lo que queremos, pero también no más negligencias que se traducen en excesos de confianza y falta de respeto a las señales de tránsito.
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