OPINIÓN | Julio Schiappa: Suyo/Lima contra Tawantisuyo
Una encuesta de Apoyo y otra de IEP han hecho notar que algo más que la Cordillera de los Andes divide al Perú. Parece de perogrullo, pero somos varios pedazos de un solo trozo de la tierra. Tan conscientes eran los Inkas que lo llamaban Tawantisuyo o tierra de los 4 Suyos. No un Suyo, sino 4 diversos y subdivididos, a su vez, en muchas partes. Cuatro pedazos partidos con una geografía a lo Afganistán y tantas etnias como la vieja China. La diversidad y la diferencia siempre fue parte de los genes del Perú.
Esa diferencia hoy se ha consolidado en el Suyo del Sur que marca con rojo sus diferencias con el resto del Perú. Y que tiene 60% de rebeldes a que se vaya Castillo, mientras en Lima a favor de su salida está un 74%. Imposible plantear un caballazo vacador/electoral sin reeditar en el Perú por lo menos un conato de movilización como en Colombia y Chile. Exactamente el resultado opuesto al que la derecha aspira. Es que la diestra peruana es todo menos diestra. Ha desatado polarizaciones incontrolables y un uso unipolar y sectario de los medios que empieza a tener un final tragicómico.
El primer mandatario que quieren vacar ha subido en las encuestas con un discurso incendiario que hace las delicias de sus electores. Eso de que la derecha ignora a los Suyos del sur, centro y norte, y que 4 ricachones hacen lo que quieren con el país, es un ácido huayno que suena a reivindicación contra los que mandan. La natural resistencia a que el Perú sea gobernado desde Lima/Suyo, tiene complementos de polarización entre ricos y pobres.
Pero en el Perú de hoy, con 80% de informales, el no acceso a los derechos legales y económicos hace más cruel la diferencia. Eres un sin licencia para trabajar, un sin seguro social, un no dueño legal de tu casa y auto, un sin crédito. En buena cuenta un paria legal. Y lo parias siempre tienden a aguantar largos años de maltrato, hasta que estallan.
Creo que, en ese preámbulo, previo al estallido, están lo ninis que suman el ejército de informales del país. Y esos son los ninis urbanos que sostienen al Profesor. Parecen identificar a Castillo con la única oportunidad de cambio para ellos, los que no tienen nada. Los espejismos y creencias pueden ser visiones distorsionadas de la realidad, pero son también una realidad. Separar la corrupción de la identidad de un líder puede ser un grave error histórico, lo demuestra el caso Fujimori con claridad patética. Pero si da esperanza y sensación de futuro, la gente lo sigue.
Peor aún, lo defienden. Las Chikas y Chuecos de la derecha congresal, partidaria y empresarial, no la entienden. Su pésima gestión política, sin entender la bomba social y política que es el Perú actual, los puede llevar, en el esfuerzo de chotear a Castillo, al despeñadero. Y los kamikazes de izquierda pueden terminar blandiendo el sable de su propio Harakiri si no entienden que esto es el Tawantisuyo y no Nicaragua o Venezuela.
Síguenos en redes sociales