OPINIÓN | Julio Schiappa Pietra: venezolanos a mil soles al mes
Pensamos que los problemas políticos actuales pueden llevarnos a un colapso mayor del pronosticado por editorialistas, encuestadores, opinólogos y chamanes. Sólo falta una crisis internacional en América del Sur, adonde yanquis, chinos y rusos se peleen por Venezuela. O que ocurra un terremoto económico, resultado de la Guerra Santa que se ha iniciado contra los negocios chinos en el mundo, obra de Donald Trump. Complicaciones internacionales todas, con impactos serios en la seguridad nacional y la economía del Perú.
Un riesgo de seguridad es la posibilidad de una insurrección armada en Venezuela y sus fronteras, tipo la guerra de los contras en Nicaragua. O la infame guerra en Siria, alentada por Rusia y Estados Unidos, que ha destruido ese país. Creemos que la causa de Juan Guaidó está seriamente comprometida por un voluntarismo sin posibilidades estratègicas, originado en la administración norteamericana, que ha llevado a tres grandes fracasos: el ingreso de ayuda humanitaria , el intento insurreccional, sin militares insurrectos, y la voluntad de un sector importante de la población de resistir cualquier injerencia norteamericana. Estos factores consolidaron el poder sin atenuantes de la dictadura de Maduro.
Por otra parte la negociación en Noruega, recién iniciada, es como hacerse los Suecos con una crisis sin ganadores.
Estando comprometidos hasta los huesos en el Grupo de Lima, debemos preguntarnos por los evidentes riesgos de seguridad que implica la presencia de 750 mil ciudadanos venezolanos en el Perú. En un esquema de conflicto en escalada progresiva podemos imaginar que un porcentaje de reclutas para una presión armada contra el régimen de Maduro saldrían de los jóvenes naturales de la patria de Bolívar que viven ahora en Perú, Colombia y Ecuador. Mismo Siria hace 7 años.
Otro problema, es la presión de criminales y desesperados que ya roban en nuestras calles, como en Mariel 1980, con los buenos han venido miles de chicos malos generando un problema de seguridad pública que aún carece de cifras confiables.
Siendo ahora claro que la dictadura resbala pero no cae, sería necesario prever una radical integración de toda esta masa de obra calificada a nuestra economía y a nuestra sociedad. Eso resolverìa el tremendo problema social de tenerlos de ambulantes o desocupados en nuestras calles, ganando 1,000 soles o menos al mes.
Historia cruel: los profesionales del Orinoco no pueden integrarse al país, porque no tienen los 100 dólares que les cobra SUNEDU por registrar y validar sus estudios, los entre US$ 1,500 y US$2,000 que cuesta su colegiación o los 1,500 soles que cobran las universidades por homologar estudios.
Es hora de tomar una decisión: o sumamos a los venezolanos como refugiados políticos y huèspedes permanentes del país o se volverán un factor de crisis que se sumarà a los problemas sociales y políticos que atraviesa el Perù. El Gobierno tiene la palabra.