19/02/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Es hora de poner punto final a los atropellos morales, políticos y económicos de Odebrecht contra el Perú. Se puede continuar con el acuerdo de colaboración eficaz por 4 obras, ya pactado. Pero en todo lo demás corresponde el respaldo del Congreso para que el Presidente de la República ordene que Indecopi asuma la intervención inmediata, con embargo de cuentas bancarias y propiedades de la sucursal peruana y filiales de la firma.
Ese reordenamiento estratégico implica que el Estado y el Gobierno dejen el floro y asuman el caso Lava Jato como su tarea principal. Lo dijeron varias veces los Mosqueteros Vela y Pérez, lo ratificó el muy eficaz fiscal Jorge Chávez Cotrina: los fiscales tienen un presupuesto tan limitado que ni siquiera hay peritos suficientes para probar los delitos graves que motivan los procesos. El floro encendido del fiscal Pérez muchas veces refleja furia e impotencia cuando los acusados se les escabullen. Como en el caso de los árbitros traferos que hicieron perder más de 800 millones al Perú gracias a los fallos chuecos de la mayoría de ellos.
Un segundo giro implica difundir en todo el mundo el modelo peruano de lucha anticorrupción. Clave para atraer inversiones en un capitalismo que sabe que tiene que cambiar. Y turismo político: somos el único país con varios presidentes camino a prisión.
Un tercer giro implica unir en un acuerdo anticorrupción al conjunto del país. Derecha, izquierda, católicos, protestantes, todas las ideas y todas las sangres. Un nuevo acuerdo político que rompa la inercia del fracasado Acuerdo Nacional y brinde todo el apoyo a una política de progreso económico sin corrupción.
El cuarto giro sería un conjunto de reformas que limiten la influencia corrupta en la administración pública, a nivel de los mandos medios y bajos. Allí la policía anticorrupción debe multiplicar sus esfuerzos en detectar a decenas de mafias en las oficinas de administración, abastecimiento, comités de licitaciones, tesorerías, que operan como la Municipalidad de La Victoria, en calidad de aparato del robo organizado al Estado.
Es indispensable golpear la corrupción protegiendo a los whistleblowers o delatores protegidos de sus jefes y las mafias. Ese sistema fue el que permitió que un agente secreto protegido denunciara a Donald Trump. O que un humilde conserje en Suiza denunciara a sus jefes que retenían dinero robado a los judíos durante el Holocausto.
Hay que rescatar lo que Odebrecht nos robó, ya.
