24/04/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Quizás el celo de Cruzados, que enfrenta al país estos días, debe dejar lugar a un nuevo estado de ánimo entre los peruanos. A eso creo que ayuda el brillante y sentido artículo del profesor y militante aprista, mi amigo Carlos Philips.
Philips, de la estirpe de los mártires apristas que su historia familiar representa, nos ofrece una foto carnet del joven Alan García y su relación con París y la hoy incendiada Notre Dame. Otra cara de la vida del suicidado presidente, que paso a resumir para nuestros lectores.
“Esa misma semana hicimos la visita a Notre Dame con el profesor Bourricaud. Cuando comenzamos a recorrer el interior de la catedral en sentido inverso al que habíamos hecho a solas con Alan, nos comenzó a dar explicaciones muy sesudas sobre la simbología de las esculturas, los altos y bajo relieves de Notre Dame... Ocurría que Alan se había leído los dos volúmenes del arte religioso en Francia de Male y con su prodigiosa memoria podía darnos una explicación precisa de los diferentes recovecos que visitábamos como el mejor guía profesional”.
“Para ir al Pantheon, nos dimos cita al lado de la estatua de Danton, que está a pocos metros del teatro Odeon. A Alan le fascinaba la figura de Danton y fue quizás el personaje de la revolución francesa que más admiró... le puso ese nombre a su hijo. Para Alan la novela de (Victor) Hugo (“El Jorobado de París”) era un homenaje a un lugar que el pueblo de París lo sentía como parte de uno mismo, la catedral fue el resultado del trabajo organizado de los gremios y Hugo era atinado de no vehicular en su novela virtudes que eran practicadas por solo una elite. El realismo de Balzac, como el de Hugo y Zola después, insistió en decirnos Alan, tiene el mérito de retratar a los parisinos, tal como son, por eso son los orfebres del realismo y no pretenden sus obras ser sermones literarios.
Ya uno podía darse cuenta en esos años, de cómo Alan con la soberbia organización mental que tenía, una memoria excepcional, su capacidad de procesar información de cualquier índole y una increíble capacidad de trabajo, era una personalidad que esperaba simplemente el detonador para que su vida tomase el curso que tomó cuando desde París regresó a Perú (NE para asumir la Presidencia en 1985)”.
“La historia mostrará lo grande que fue Alan y al igual que Bolívar su sombra crecerá cuando el sol decline”.
Esta nota, que nos lleva a entender el gran valor de la historia para Alan García, está copiada completa en el Facebook de este columnista.