OPINIÓN | Julio Schiappa: Los que perdieron el carro de la historia
Imposible ser objetivos con lo que ha hecho Nicolás Maduro en Venezuela, pero sí podemos decir la verdad. Y aprender de la Historia para no repetir el seguidismo a Donald Trump y sus bravatas militaristas que solo convertirían a Caracas en una Damasco latinoamericana.
Parte de la verdad la están diciendo destacados hombres y mujeres de izquierda cuyos comentarios son ignorados por la prensa local. Hoy me permito dar la palabra al salvadoreño Joaquín Villalobos, exguerrillero y político de gran fuste y liderazgo.
"En Venezuela se juega la vida la religión revolucionaria izquierdista que tiene a Cuba como su Vaticano. La transición de Cuba a la democracia y a la economía de mercado es para Latinoamérica un cambio gigantesco, comparable con lo que representó la caída del muro de Berlín para Europa", escribe en El País de España, el salvadoreño Joaquín Villalobos.
Dice esto un líder político de una guerrilla, como la del Frente Farabundo Martí, que no solo libró una rebelión durante veinte años, la firma de la paz en 1993, sino que ganó el gobierno dos veces en elecciones democráticas. Se le podría calificar de representante de una izquierda exitosa.
Villalobos propone un escenario de cambio radical de la izquierda que incluye dos ejes, que Cuba y Venezuela no aceptan, como son elecciones libres y el funcionamiento del mercado como base de la política económica. Parece poca cosa pero esta propuesta señala claramente dos proyectos sociales.
El de Villalobos es un adiós a las armas para crear una sociedad más parecida a Suecia o Noruega.
Esto mientras Maduro y Cuba persisten en el marxismo leninismo, que propone la dictadura del partido único y la generación de riqueza vía el monopolio del Estado.
Con variantes y tintes nacionales, esta visión lleva a la desaparición física del adversario mediante masivas migraciones y el control del Estado sobre las fuentes de alimentos y todos los servicios básicos. Bajas el costo social de la revolución y te libras de gente no funcional a tu gobierno.
Mariel, en esta línea de socialismo dictatorial, fue una crisis manejada magistralmente por Fidel como me lo narró el Nuncio en La Habana en 1981. "Eran 10 mil desafectos con la Revolución, que invadieron la Embajada del Perú. Fidel, vio la oportunidad, y los envió a EE.UU. con otros 300,000. Vació las prisiones, sacó a enfermos terminales de los hospitales, juntó a los ancianos y familias con familiares en Miami. Bajó costos e hizo una limpieza social y política a fondo que le dio estabilidad y presupuesto. Igual que la migración de venezolanos permitida por Maduro.
Hoy Cuba y Venezuela siguen un modelo económico y político del siglo XIX, han perdido el carro de la historia.