09/10/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Una vez más, la historia, esa maestra implacable, y la realidad, esa inapelable juez llena de sabiduría, han demostrado que el Perú tiene que cambiar de rumbo.
Sin embargo, la lección de los días pasados, en los que la gente del común siguió presionando hasta lograr la disolución del Congreso, revela un cambio más dramático. Ya nadie quiere aceptar un gobierno corrupto, ineficiente o que no respeta la voluntad de las mayorías.
He aquí un pedazo de la agenda para el Congreso a elegirse el 26 de enero, ideas que necesitan el espíritu pulpín, que dicen los adivinos, brujos y chamanes, pronostica una ola renovadora ese día.
En primer lugar, está una reforma radical del sistema se seguridad ciudadana. Se necesita incorporar 50 mil policías, 15 mil para investigación y 35 mil para asegurar la dotación básica de policías en todo el país. Sin eso, las calles seguirán desguarnecidas y no habrá Santo Patrón que nos proteja frente a la ola delincuencial. El nuevo Congreso deberá cambiar prioridades presupuestales y dar las leyes complementarias para el giro comunitario y la incorporación masiva de civiles a las tareas de seguridad.
En segundo lugar está la reforma del sistema municipal, corrupto e ineficiente, que es una barrera para el desarrollo.
Una primera fase de esta reforma sería en el gobierno de las grandes ciudades, que abarcan poblaciones y territorios de importancia estratégica, que son focos de los principales ingresos económicos del Perú, de las comunicaciones, y de actividades claves como el turismo. El caso de Lima merece la mayor atención, mejorando su sistema de gobierno e ingresos para potenciarla como capital y centro vital del país.
Una acción decisiva sería simplificar el sistema de gobierno de Lima, eliminando un régimen, que, con 43 distritos, hace imposible la gobernanza de la capital del Perú. La idea es crear un sistema similar al de otras grandes capitales dando todo el poder a la Alcaldía Metropolitana y su delegación a unidades territoriales más pequeñas.
Un modelo parecido, basado en la gerencia pública moderna con el espíritu del sector privado, podría mejorar los servicios públicos radicalmente en ciudades metropolitanas como Lima, Arequipa, Cusco, Piura, Huancayo, Trujillo y Chiclayo.
Un tercer tema crucial para el país es resolver las deformaciones que hacen de nosotros un mal remedo del sistema de mercado señalado en la Constitución de 1993. Un solo ejemplo, que ha pasado desapercibido, es la reciente venta en USD 3,500 millones de Luz del Sur a una empresa estatal china, la llave para desarrollar la exportación de energía hidroeléctrica desde el sur del país a Chile. ¿Alguien sabe cuánto pagaron los chinos por esta operación al Estado del Perú? ¿No debería esta inversión, por sus obvias implicancias para nuestro futuro, ser materia de un debate político, técnico, en la sociedad y en el gobierno?
Libre mercado para unos pocos es la negación de la democracia económica. Tarea para el próximo Congreso pulpín.
