OPINIÓN | Julio Schiappa: Evo Morales, bienvenido sea tu gas
El desastre del Gasoducto del Sur nos demuestra hasta qué punto nos ha hecho daño Odebrecht en proyectos esenciales para el país. Estamos perdiendo la lucha geopolítica por la autonomía energética en esta parte de América Latina. Sin gasoducto, tenemos por lo menos 5 años de retraso para competir, explotar localmente y exportar nuestro gas natural.
Hemos soltado una roca sobre nuestros propios pies y tenemos que removerla con astucia y agilidad para seguir nuestro camino.
La oferta de gas natural contante y sonante, que el presidente Evo Morales ha planteado al Perú es una propuesta que ya no podemos rehusar. Aunque ya ha empezado el pataleo de la derecha local que considera que el gas de Evo Morales viene con virus ideológicos nacionalistas y populistas. Absurdo gatopardismo, con similar criterio no le venderíamos un cobre de cobre a los chinos, que son socialistas de mercado, rojos por dentro y por fuera, que hoy compran el 30% de nuestras exportaciones.
El rápido proceso de acercamiento vía la diplomacia gasífera, se inició con una visita del presidente regional de Puno a Bolivia, quien demostró ser más mosca que la Confiep en el tema de dotar a sus paisanos de un buen sistema de gas a domicilio. Ahora es top de la agenda del presidente de la República. Hay que aprovechar la oportunidad. Evo Morales siente pasos del gobierno ultra de Jair Bolsonaro, que le puede recortar en cualquier momento la cuota de exportación de gas al país carioca.
En 5 años el consumo mundial de gas puede sufrir una sostenida declinación por la expansión de autos eléctricos. No hay mucho tiempo, hay que entrar al consumo masivo de gas con el que nos venderá Evo, para luego empatar con nuevos oleoductos y plantas para incrementar nuestra producción nacional.
Ello llevó, cuando el país hallaba inmensas reservas de gas, a una absurda priorización del consumo de GLP, de menor eficiencia energética y mayor costo. Esta estrategia generó el antisocial modelo de priorizar autos frente a la gente, dejando para las calendas griegas el uso intensivo del gas natural a domicilio. Millones de familias han sido afectadas por el ritmo de tortuga de las instalaciones casa por casa, a cargo de Cálidda, empresa colombiana, sin capital ni espaldas financieras capaces de generalizar esta solución energética.
El gas de Evo, parece para los especialistas, una solución a buen precio para abaratar el costo del gas para cada familia peruana y mejorar la eficiencia económica del transporte de taxis y medios masivos. Ello no ocurrirá si el Estado no le quita el monopolio a Cálidda y a otros operadores en regiones para conseguir empresas y gestores, capaces de un mejor servicio al público.