OPINIÓN | Julio Schiappa: Acuñismo y Keikismo
La caída de la chimbotana Lady Camones demuestra que en estos tiempos de cólera política es mejor caminar con tiento.
Lady, estimulada por varios derechistas y golpistas del entorno de Acuña, firmó su sentencia el día que dijo que la vacancia era el camino. Eso no era propio de una presidenta del Congreso, que representa a 133 padres y madres de la Patria. El contagio de la arrogancia trujillana, del entorno del chotano César Acuña, sembró en ella el virus de la derecha más extrema. Lamentable, pero verdad.
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Lo ocurrido con Acuña es una expresión de que la política vernacular está perdida sin remedio. Y eso que el Kennedy norteño es, qué duda cabe, un empresario destacado y esforzado, además de un político cuya marca dirige por lo menos tres centenas de municipios. Su fortuna es mayor que la de López Aliaga y, por eso, siempre el capitalismo aristocrático-mercantilista ha intentado bloquear su crecimiento. La obra “Plata como Cancha”, financiada por sus enemigos, es una prueba de los extremos a los que llega la lucha de clase entre millonarios blancos contra mestizos.
Por eso es doblemente desastroso lo sucedido con el líder de APP, detiene el acceso de un líder surgido del desborde popular y hunde a uno de los dos partidos nacionales realmente existentes, el otro es Fuerza Popular. Ahora Acuña, en los años finales de su carrera, tendrá que enfrentar el potro de tortura de la justicia y el descrédito político.
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Keiko, aconsejada por brujo Vladimiro Montesinos, dijo, en su mensaje Tik Tokero, que es hora de sumarse al fregadero del pedido de elecciones previa vacancia o recurriendo a los mecanismos de sucesión constitucional. El mensaje tenía dos objetivos: pedir que su tropa legislativa prepare mochilas para el triste regreso a la vida civil y situar al partido Fuerza Popular en la carrera del desquite de la derrota dizque “fraude” del 6 de junio del Bicentenario. Este desquite no es otro que el regreso con gloria al poder del fujimorismo, esta vez sin Keiko. Empuje foulero a sus congresistas, que mereció una malhumorada respuesta de Nano Guerra, quien dijo que la Comisión de Constitución -de la que es presidente- “iba a tomar las decisiones que los congresistas que la integran acuerdan”. En buen quechua: “no te metas Keiko”.
La procesión al interior del fujimorismo puede ser a balazos por ver quién ocupa y quién desocupa la Mesa Directiva del Congreso. Es evidente que Moyano representa la esforzada base popular fiel, Nano la tecnocracia fiel a la Confiep.
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