OPINIÓN | Jorge Tineo Rendón: Woodstock: Cincuenta años después
El Festival de Woodstock se desarrolló entre las 5 p.m. del viernes 15 y el mediodía del lunes 18 de agosto de 1969 y hasta hoy es emblema de la contracultura hippie nacida en los EE.UU., una generación que levantó las banderas de la libertad y la convivencia armónica como respuestas a los horrores de la guerra y la represión político-social de un mundo que, entonces, ya daba señales del desmadre en que vivimos actualmente.
En medio de la llamada "cultura de la droga", una colorida y desaliñada multitud bailó y entró en trance con el endemoniado ritmo de Santana, la psicodelia politizada de Jefferson Airplane, las acústicas poesías de Joan Baez, el blues eléctrico de Janis Joplin y Jimi Hendrix, el rock británico de The Who y Ten Years After, el soul blanco de Blood Sweat & Tears y negro de Sly & The Family Stone, y muchos otros. Sumergida en lodo, marihuana y LSD, esta diversidad de géneros se convirtió en una ola humana de paz, amor y música.
La atmósfera naturalista y libérrima de este concierto lo instaló en la historia como metáfora perfecta para aquel axioma que realza los tiempos pasados al compararlos con los presentes: sin redes sociales ni sistemas tecnológicos sofisticados de seguridad, las comunas derrocharon solidaridad para superar las situaciones provocadas por el desborde de público: carreteras colapsadas, personas desaparecidas, imposibilidad de acceder a comida, agua o servicios básicos. Los campamentos se hacían cargo de (casi) todo, gratis y sin segundas intenciones.
Como escribe el crítico musical Jon Pareles, quien además estuvo allí en su adolescencia, en una excelente columna publicada recientemente en el New York Times: "En todos los festivales que he cubierto después de Woodstock -Bonnaroo, Coachella, Rock in Rio, Lollapalooza- los asistentes fueron tratados más como clientes que como hermanos. Woodstock fue diferente, una experiencia irrepetible”.
Aunque Woodstock tuvo también serios problemas y contradicciones -“fue una epifanía y una indulgencia”, señala Pareles-, su importancia sigue vigente como fotografía de una época en la cual las relaciones humanas podían enriquecerse con cosas tan sencillas como una guitarra acústica, una lluvia torrencial o una olla común. Y, como expresión de una escena musical libre de condicionamientos comerciales y egos exacerbados, también sigue ofreciendo lecciones.
Hace cincuenta años, los organizadores tuvieron que abrir las puertas para no dejar a nadie fuera. Hoy, la mezquina venta de entradas y un cartel bastante mediocre provocaron la cancelación del homenaje a Woodstock que se anunció a principios de este año. En compensación, el sello Rhino está lanzando un nuevo resumen de 10 CD, 5 LP y un exhaustivo conglomerado de 38 CD con los conciertos completos e infinidad de rarezas, captadas por los micrófonos que rodearon todos los ambientes del festival, dentro y fuera de aquel legendario escenario ubicado en Bethel, Nueva York.