OPINIÓN | Jorge Tineo Rendón: Ginger Baker: legendario baterista cumple 80
Entre los años 1966 y 1969, cuando aporreaba los tambores en Cream, se le consideró “la persona más peligrosa del rock”. Su aspecto cavernícola calzaba con su forma de tocar, tribal y salvaje, pero con ese control típico de los percusionistas que se formaron escuchando jazz, desde Duke Ellington hasta Art Blakey.
Enloquecido e intoxicado, Baker sostenía pugilatos instrumentales con sus compañeros, Eric Clapton y Jack Bruce, que muchas veces pasaron a las manos, especialmente con el bajista fallecido en el 2014. Incluso en su última reunión musical, con ambos al borde de los 70 años, tuvieron desencuentros: “El volumen de Jack era demasiado alto y se la pasó gritándome todo el tiempo”, declaró el baterista tras los conciertos que ofrecieron el 2005 en el Madison Square Garden (New York) y el Royal Albert Hall (Londres).
Peter Edward Baker -el apodo 'Ginger' se lo debe a su pelo rojizo- fundó Cream con Clapton en julio de 1966 y, junto a Bruce -a quien ya había conocido en The Graham Bond Organisation, banda de R&B del Soho-, conformaron el primer power trío de la historia. Cream tuvo un vertiginoso ascenso en la escena rockera, con shows cargados de alto volumen y destreza instrumental.
Con el tema Toad, incluido en su primer disco Fresh Cream (1966), Baker instauró los solos de batería en el rock, usando doble bombo y polirritmos. Luego siguieron Disraeli gears (1967), Wheels of fire (1968) y Goodbye (1969), álbumes llenos de himnos como Sunshine of your love, I'm so glad, White room y otros, para luego separarse debido a los desmedidos hábitos de sus integrantes.
Tras la aventura, entre 1969 y 1970, del supergrupo Blind Faith -con Clapton, Steve Winwood y Rick Grech- Baker se exilió al África, una travesía registrada en varios documentales. En Nigeria conoció a Fela Kuti, ícono máximo del Afrobeat, una colaboración musical que influyó mucho en su proyecto pionero de fusión The Ginger Baker's Air Force, que también duró poco. En las siguientes décadas, Baker se mantuvo activo, colaborando con un diverso elenco de músicos, desde Gary Moore hasta John Lydon, y lidiando con sus múltiples adicciones y problemas legales.
A pesar de sus dolencias físicas -osteoartritis degenerativa, una operación a corazón abierto y varias caídas-, toca de vez en cuando con The Ginger Baker's Jazz Force y juega polo. Hasta hace diez años, el díscolo baterista seguía protagonizando problemas, al estilo Clint Eastwood en la película Gran Torino (2008), desde su retiro en la comunidad de Tulbagh (Sudáfrica), donde vive con su cuarta esposa, la enfermera Kudzai Machokoto, natural de Zimbabwe y de 42 años menor.
Su autobiografía, Hellraiser, publicada en el 2009, es un catálogo de todo lo que no se debe hacer para conservar la salud. Y un increíble anecdotario de la intensa vida de este legendario y peligroso baterista que hoy, 19 de agosto, cumple 80 años.