OPINIÓN | Jorge Tineo Rendón: Déjà Vu: Música para jóvenes eternos
Es uno de los mejores álbumes de la generación Woodstock. De hecho, se grabó entre julio y noviembre de aquel 1969, con intervalos en agosto para que el trío -conformado por los norteamericanos David Crosby (ex The Byrds), Stephen Stills (ex Buffalo Springfield) y el británico Graham Nash (ex The Hollies)- pudiera presentarse en el legendario festival que los lanzó a la fama. Tras el éxito de su álbum debut, recibieron al canadiense Neil Young, excompañero de Stills en Buffalo Springfield, que ya venía dando que hablar como solista.
Los cuatro cantantes y multiinstrumentistas armaron este disco, titulado Déjà vu, en referencia al extraño fenómeno mental según el cual tenemos la fuerte sensación de que un hecho del presente ya ha sido experimentado con anterioridad. La alusión puede tener que ver con los efectos de las sustancias que en ese tiempo eran moneda corriente.
En la carátula, de evocativo color sepia, aparece la banda completa, incluidos Greg Reeves (bajo) y Dallas Taylor (batería), cuyos nombres están debajo de los cuatro célebres apellidos principales, en una tipografía más pequeña. Sin embargo, lo más importante de este álbum no es el título ni la portada, sino las canciones.
Son diez extraordinarias composiciones que van del rock psicodélico a la balada country, del blues a los arreglos sinfónicos, siempre con esas preciosistas armonías vocales que tocaron el corazón de tantos jóvenes ansiosos por paz y libertad.
Los temas compuestos por Crosby son las esquizofrénicas Déjà vu y Almost cut my hair, cantada con estremecedor sentimiento. De Stills tenemos Carry on/Questions, un tema que resume el espíritu bucólico y naturalista del hippismo con sus cambios electroacústicos; y 4 + 20, una sutil y biográfica viñeta acústica. Nash contribuye con dos dulces canciones: Our house y Teach your children. La ternura de estas canciones contrasta con el carácter díscolo de Graham Nash, activista político y poeta loco que además ganó mucho prestigio como fotógrafo durante los setenta.
Finalmente, las canciones de Young son Country girl y la extraordinaria Helpless, que ya había grabado solo pero que fue enriquecido por las armonías vocales de sus compañeros. Los dos restantes son Everybody I love you, composición de Stills y Young; Woodstock, cover de Joni Mitchell (en ese entonces pareja de Nash), que se convirtió en uno de los himnos del festival y de la época.
La guitarra slide en Teach your children -una de las mejores canciones dirigidas a padres e hijos del rock- la grabó Jerry García, bajo la condición de que Crosby, Stills y Nash les enseñaran a sus compañeros de The Grateful Dead cómo cantar en armonías. Qué tiempos aquellos. Y qué música la que las juventudes tenían opción de escuchar en esos tiempos.