OPINIÓN | Jorge Tineo Rendón: "Boston: Rock de estadios"
Por esas casualidades de la vida y la muerte, hoy y mañana son días especiales para el quinteto norteamericano Boston. Tom Scholz, guitarrista y tecladista, además de compositor y líder del grupo, cumple mañana 73 años. Y un día como hoy, en el 2007, falleció Brad Delp, voz principal y segunda guitarra, a los 55.
Valga la ocasión para recordar a esta banda que operó, durante su época dorada (1976-1986), sobre la base del trabajo conjunto de estos dos talentosos músicos, de lo mejor que produjo la ola de grupos made-in-USA que originaron el subgénero denominado “arena rock” (“rock de estadios”), entre el hard-rock melódico y ciertos guiños con el progresivo británico, desde una óptica menos circunspecta y libre del serio academicismo que exhibieron grupos icónicos como Yes, Genesis o King Crimson.
Cargados de riffs grandiosos, armonías vocales y enérgicas bases rítmicas, bandas como Styx, Kansas, Chicago o Journey, demostraron que se podía ser virtuoso sin dejar los estribillos y coros pegajosos, temas-himnos, power-ballads y todas esas características que también forman parte del prístino sonido de Boston, plasmado en sus primeros dos discos, el epónimo Boston (1976) y Don't look back (1978).
Tom Scholz es una especie de genio subestimado del rock clásico. Su capacidad para tocar guitarras, bajos y teclados con altos niveles de destreza y su dominio de la mecánica electrónica, que estudió en el prestigioso MIT de Massachusetts le permitieron grabar sus composiciones adaptando instrumentos y equipos a sistemas de sonido inventados por él mismo.
Por su parte, Brad Delp tenía una altísima y poderosa voz, además de dominar también varios instrumentos. De esta sociedad nacieron excelentes canciones como More than a feeling, Smokin' o Rock & roll band, en las que Scholz graba todos los instrumentos y Delp, todas las voces. Ese primer álbum fue, en su momento, el debut más vendido en los Estados Unidos. Un ejemplo de la versatilidad de esta banda -que completaban Barry Goudreau (guitarras), Fran Sheehan (bajo) y Sib Hashian (batería) es la suite Foreplay/Long time, que lleva al oyente por vertiginosos pasajes instrumentales tocados con precisión técnica y apasionada sensibilidad.
El éxito de Boston siguió con el LP Third stage (1986, contiene el single Amanda), aunque el perfeccionismo de Scholz le impedía grabar más seguido. La amistad entre Scholz y Delp se mantuvo a lo largo del tiempo, aun cuando el vocalista se alejó durante la década siguiente. En el 2007, Brad Delp se suicidó aspirando monóxido de carbono en su propia casa.
Hasta ahora, More than a feeling sigue sonando en radios del mundo entero y su sonido grandilocuente representa a la perfección el espíritu voluptuoso y brillante del arena rock.