OPINIÓN | Jorge Solís: "Reflexiones in extremis - A 30 días de las elecciones"
El país no puede anclarse en el fatalismo de gobiernos erráticos, cortoplacistas y estigmatizados por la corrupción. Luego de largos años perdidos en el laberinto de la política malentendida y mal ejercida, es hora de que la insípida clase política se ponga de pie en acto de constricción, para recuperar la ilusión de los peruanos.
El gobierno que se inaugure el 28 de julio tomará las riendas del Perú del bicentenario que todos anhelamos, sea un segundo grito de independencia contra las taras que arrastramos como pesadas cadenas de opresión; pero los desafíos de este tiempo son supremos, cuasi existenciales como nación; máxime, el flagelo de la pandemia.
Necesitamos construir el futuro, que esta situación histórica constituya el atalaya que nos permita visionar el sendero del progreso, para ello, tenemos que construir consensos en torno a una agenda común con metas claras y sostenibles.
La primera tarea es cerrar las brechas sociales, lograr que en el próximo quinquenio todos los peruanos cuenten con servicio de agua y desagüe, hoy casi 5 millones de compatriotas no cuentan con este servicio. Fortalecer el sistema de salud a partir de la red primaria, la apuesta debe ser por una política de salud preventiva, esa fue la estrategia del gobierno chino (eficaz control del virus) que le permitió ser la única economía importante del mundo en registrar un crecimiento positivo 2.3 por ciento de su PIB. Educación de calidad, alta especialidad de los maestros y meritocracia en la carrera magisterial, mejora de la infraestructura y tecnificación. Reforma de la seguridad social y acceso universal. Inclusión socioeconómica urbana y rural; metas que serán realizables solo proscribiendo la corrupción, para ello se requiere un pacto contra la corrupción; el resto son políticas conducentes a lograr estas metas. Deng Xiaoping acuñó la famosa frase “No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”, coloquialmente, “dejemos de tanta cosa y trabajemos por el bienestar de la gente”.
Este es el momento de encontrar el punto de inflexión, hoy más que nunca recobra importancia el Acuerdo Nacional, pero necesita recrearse, ser más convocante y tener mayor presencia y liderazgo. Sublevémonos contra la ignominia de ser nuevamente el país de las oportunidades perdidas. COSTRUYAMOS LA AGENDA DEL PERÚ DEL BICENTENARIO.
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