OPINIÓN | Jorge Solís Espinoza: Rafael López Aliaga y el escenario político
El más duro golpe que ha sufrido el gobierno es la elección de Rafael López Aliaga como virtual alcalde de Lima, por la representación geopolítica de la capital en el escenario nacional; en efecto, la densidad de esta metrópoli representa el 29.9% de la población proyectada del Perú, es decir, 10 millones 4 mil 141 habitantes y aporta al PBI el 48.1% y representa el 87% de la PEA.
Según la data del INEI, en el primer trimestre del 2021, en el departamento de Lima, se crearon 26 mil 877 empresas, cifra que representa el 39% del total nacional. En Lima Metropolitana se registró el 36,6% del total, lo que indica que, de cada diez nuevas empresas en el país, cuatro inician actividades en esta ciudad. En suma, la capital concentra la tercera parte de la población nacional y casi el 50% de la actividad económica, lo que grafica el peso gravitacional del burgomaestre limeño en la escena política.
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El alcalde electo de a Lima es el verdadero contrapeso a los afanes totalitarios del castillismo, y su afiebrado dogmatismo, cuyo patético fracaso lo encarna el chavismo en Venezuela, el orteguismo en Nicaragua, el kirchnerismo en Argentina y toda laya de perjuros a los intereses del sagrado pueblo al que dicen defender, tótems de la más abyecta regresión histórica; en fin, basta mirar el espejo de la historia.
Rafael López Aliaga representa la esperanza de los peruanos que tienen dignidad y creen en la democracia. Reaviva la fe de rescatar el país de la voracidad de los jinetes del apocalipsis, que en poco más de un año de gobierno han debilitado las instituciones, destruido la economía y la confianza de un país sumido en la desesperanza. Tal es el costo del estropicio, que este año apenas bordearemos el 2% de crecimiento del PBI; todas las proyecciones se van ajustando a la baja.
El camino que le toca recorrer a López Aliaga es intrincado y difícil. Nadie duda de su capacidad de gestión, Lima es una gran empresa que sabrá conducir exitosamente, reconociendo que el mayor reto es resolver los graves desequilibrios sociales. El mismo se ha proclamado el alcalde de los cerros e iniciará su labor en beneficio de los más pobres, no cabe duda, que le cambiara de rostro a los sectores vulnerables.
Una tarea quijotesca es la que le espera en la administración de la ciudad, pero el mayor desafío que le espera será construir las barricadas de la conciencia ciudadana para frenar la arremetida y estulticia de este gobierno. La mejor señal de su compromiso con el país y la democracia ha sido el emplazamiento duro y categórico a Castillo para que renuncie. En esta hora aciaga, alguien tiene que tomar la posta, la coyuntura demanda de un líder político, que trasvasando su función edilicia enarbole la bandera de la democracia.
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