15/09/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
La semana pasada el ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo, presentó de manera oficial el plan de impulso al crecimiento económico, denominado Impulso Perú. Entre otros objetivos se ha considerado dar créditos a las MYPES, mediante la creación de un programa, para facilitar el financiamiento de micro y pequeñas empresas.
El referido programa, apunta a financiar créditos para capital de trabajo, adquisición de activos fijo y consolidación de deuda, incluyendo un bono de buen pagador que permitirá la reducción de la tasa entre 3% y 5%, con un fondo de garantía de S/. 2,000 millones.
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La medida constituye una burla a las expectativas y necesidades de este sector de la economía que ha sufrido el mayor impacto de la crisis sanitaria, económica y política; pues, el apalancamiento representa un mendrugo, en comparación a los ingentes recursos destinados a las corporaciones, grandes y medianas empresas beneficiarias de reactiva I y II. Dicho sea de paso, como la diosa fortuna generalmente le sonríe a los grandes, a la fecha solo el 50% honraron sus obligaciones; amén, que las bienaventuradas líneas de financiamiento se dieron con intereses de regalo. La deuda reactiva en default las pagamos todos los peruanos; en razón que, el 89% de acreencias están garantizadas por el estado.
Los recursos que comprende el plan de reactivación económica para las MYPES es exiguo y el bono de buen pagador un incentivo tramposo que no ayuda a los emprendedores. Estas ironías se repiten como una letanía en el país, al rico un banquete de manjares y al pobre solo mendrugos.
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Para graficar como funciona en el Perú la ley del embudo, es necesario remarcar, que el comité de supervisión bancaria de Basilea, que tiene como principal misión fortalecer la regulación, supervisión y prácticas bancarias en el mundo, con el fin último de mejorar la estabilidad financiera, reaccionó con acierto frente al impacto del COVID 19; estableciendo en abril de 2020, medidas adicionales en apoyo al otorgamiento de crédito bancario a la economía real (MYPES) y para proporcionar capacidad a los bancos y supervisores. En esa línea, propuso la implementación de medidas gubernamentales de apoyo extraordinarias para aliviar el impacto financiero y económico (programa de garantía para crédito bancario, moratorio de pago); enfatizando, además, el compromiso de responder al impacto de la COVID 19, para proporcionar servicios críticos a la economía real y garantizar que el sistema bancario se mantenga resiliente.
Lo irónico que otras economías desarrolladas y fuertes como Estados Unidos, canalizaron los recursos de mayor impacto al sector real de la economía; en efecto, “Los bancos comunitarios han procesado más de 65% de los 4.6 millones de préstamos aprobados del PPP (programa de protección de pago del gobierno federal de EE.UU. que ayuda a las pequeñas empresas a mantener su plantilla empleada durante la crisis del coronavirus-COVID 19) y más del 63% de los 515,000 millones de dólares de fondos aprobados desde el lanzamiento del programa. De hecho, el 82% de los bancos con menos de 1,000 millones de dólares de activos participó en el programa PPP. Esta crisis evidenció que los bancos comunitarios verdaderamente están ahí para las comunidades a las que sirven”.
A despecho de lo que ocurre en el país de norte, en el Perú, los programas de reactivaron económica se direccionaron abrumadoramente a las grandes empresas y corporaciones a través de los bancos, dejando languidecer y desaparecer a millones de MYPES; y el novísimo plan de reactivación económica adolece del mismo defecto y mira con desdén al sector de la economía real.
¡Reactivación MYPE urgente!
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