19/03/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
La ley N°31143, que “protege de la usura a los consumidores de los servicios financieros”, es el epitafio de la inclusión financiera en el país, va a contracorriente de lo que tanto costó construir a lo largo de los últimos 40 años, es decir una banca minorista promotora del acceso y uso de servicios financieros de los sectores marginales de la ciudad y el campo, que ha permitido salir de la pobreza a millones de peruanos. Existe una relación directamente proporcional entre bienestar e inclusión financiera.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, tienen como eje transversal la inclusión financiera, hoy es parte de la agenda de los G-20 y todo foro universal; tal es así que el año 2014, el Banco Mundial con socios del sector público y privado establecieron un objetivo ambicioso para lograr el Acceso Financiero Universal (UFA ) para el 2020, a fin que los adultos de todo el mundo pudieran tener acceso a una cuenta de transacciones o instrumento electrónico para almacenar dinero, enviar y recibir pagos. Esta apuesta partió de la constatación del Global Findex, al señalar que aproximadamente 2 mil millones de adultos no tenían acceso a una cuenta de transacciones.
La ley de marras incorpora un acápite letal al inc. 3) del art. 221 de la ley 26702, Ley General del Sistema Financiero (...) referido a los créditos de consumo, CREDITOS DE CONSUMO DE BAJO MONTO Y CRÉDITO PARA PEQUEÑAS Y MICROEMPRESAS, PRECISANDO QUE EL CREDITO DE CONSUMO DE BAJO MONTO ES CREDITO CUYO MONTO ES IGUAL O MENOR A 2 UIT, los mismos que son objeto exclusivo y excluyente de la absurda regulación de tasas. Semejante barrabasada ocasionará que los pequeños prestatarios y emprendedores sean marginados del sistema financiero formal.
Las entidades que atienden a este segmento son las microfinancieras y no los grandes bancos, irónicamente el Congreso al lado de GOLIAT, golpeando duramente a un sector quijotesco artífice de la inclusión financiera, económica y social del país, en buen cristiano “el milagro de la economía”; cuyos márgenes de rentabilidad se han precarizado por la ardua competencia y los costes de transacción que significa atender al sector informal. Entonces, nos preguntamos ¿a quién o a quiénes favorece la nefasta medida? Lógicamente a la voracidad del mercado negro que expolia a los más pobres, bajo el artificio del goteo, cual mercader de Venecia que les cobra con carne de su carne. “QUO VADIS, INCLUSIÓN FINANCIERA”
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