20/01/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El fallecimiento del baterista canadiense Neil Peart, generó múltiples reacciones de pesar en el mundo entero. Menos en el Perú. Con la excepción de los grupos especializados en redes sociales (FaceRock, otros) y los melómanos de siempre, nadie en los medios convencionales se ocupó de la lamentable pérdida de 'The Professor'. El “nuevo” Congreso, los venezolanos criminales, la indigencia cultural de nuestros periodistas y la chabacanería fashion de la farándula local acapararon, como siempre, los espacios.
Su impresionante forma de tocar y su imaginativa pluma transformaron a Rush en una fuerza única en el mundo del rock, combinando hard-rock, progresivo, new wave y jazz con alta destreza y un sentido de la consecuencia que les aseguró una fiel base de seguidores a nivel mundial, a pesar de no ser frecuente su presencia en las radios. Bastaría con escuchar los primeros 35 segundos de 'Anthem', canción que abre el segundo álbum, Fly by night (1975) -el primero que grabó con el grupo- para entender que estamos ante un músico fuera de serie.
Ramón Gener, pianista y comunicador español, afirma que “todo en la música es acerca de las emociones”. Y tiene razón. La sensación de vértigo que produce la habilidad de Neil Peart a quienes se exponen a sus grabaciones y conciertos trasciende el hecho de conocer su obra musical. No necesitas ser fanático de Rush para que esa máquina polirrítmica te atrape y sacuda como un huracán. 19 álbumes en estudio, una decena de conciertos registrados en CD/DVD, cientos de clips en YouTube y, sobre todo, la admiración de sus pares, importantes bateristas que se forjaron escuchándolo, son prueba imperecedera de su talento. Colegas suyos como Mike Portnoy (Dream Theater), Stewart Copeland (The Police), Carl Palmer (ELP) o su gran amigo Kenny Aronoff (John Cougar, John Fogerty), estuvieron entre los primeros en expresar sus condolencias en redes sociales, tras el anuncio oficial que hizo la banda, el 10 de enero. Peart había fallecido tres días antes, a causa del cáncer cerebral que padecía desde el 2015. “Descansa en paz, hermano”, cerraba el escueto y sentido comunicado, firmado por Geddy Lee (voz, bajo, teclados) y Alex Lifeson (guitarras), sus compañeros durante 45 años.
Peart era también un intelectual. Además de ser letrista de Rush, con esas historias basadas en asuntos complejos de ciencia ficción, mitología y filosofía, publicó entre 1996 y 2016 sus crónicas de viaje en las que volcaba sus agudas y profundas reflexiones entre giras y grabaciones, mientras recorría continentes enteros en una poderosa motocicleta BMW. De sus siete libros, el más conmovedor fue Ghost rider: Travels on the healing road (2002), escrito para procesar el dolor por las trágicas muertes de su hija Selene y su primera esposa, Jackie, entre agosto de 1997 y junio de 1998.
En palabras de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá: “Hemos perdido a una leyenda. Su influencia y legado vivirán eternamente en el corazón de los amantes de la música de nuestro país y de todo el mundo”.