23/02/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Por: Jaime Salomón - ciudadano, emprendedor y docente
Si bien coincido con la ministra de Economía cuando afirma que “las ofensas hacia mujeres y hombres no deberían ser... parte de expresiones habituales de comunicación", por otro lado se entiende la posición (no la forma) del presidente de directorio de Petro Perú cuando reclama apoyo del Estado.
La situación es sencilla; todos los ingresos que el Estado recibe de las empresas públicas van al erario nacional, para que ellos (Estado-Lima) distribuyan y asignen -a su criterio- para sus múltiples gastos e inversiones. A cambio, el Estado le asigna a cada empresa un presupuesto.
No se trata de exprimir a la vaca y exigirle más, para que los beneficios se deriven a otros fines mientras que el dueño no se preocupa por la unidad que genera la leche.
A eso se le suma que varias de las empresas del Estado vienen pagando tremendas deudas al mismo Estado (deudas contraídas por proyectos, problemas y malos contratos de gestiones pasadas, los que desde el origen no tenían ni pie ni cabeza).
Claro, con personas rehabilitadas, reinventadas o históricamente recolocadas no se podrá avanzar y sólo seguirán logrando que las vacas dejen de existir; ergo, no más empresas públicas en actividades estratégicas para el país.
Reflexionemos sobre el fin constitucional del Estado y el consecuente manejo de sus instituciones. No se trata de sacar dinero de un bolsillo para meterlo en el mismo; sino de evitar las asimetrías (generadas por lo que hacen las personas de turno versus las necesidades de la población).
Con igualdad social, identidad nacional y equidad se lograrían decisiones correctas y el camino apropiado para mejorar la productividad, el crecimiento económico y desarrollo de todas las regiones de la nación.
Cada empresa e institución del Estado debiera ser gestionada de manera eficiente y auto sostenible, con una política de reinversión de sus utilidades y con irrestricto respeto del gobierno corporativo de cada una; ello acompañado por profesionales capaces que sepan de gestión y dirección de organizaciones (como lo son las diversas dependencias del Estado), con búsqueda de rentabilidad empresarial del Estado basada en ordenamiento, gestión y dirección debida, con proyectos que generen desarrollo para las regiones donde opera cada institución. Así se generará mayor utilidad para el país y con beneficio social de la población de cada una de nuestras regiones, generando desarrollo y progreso para los más de 32 millones de peruanos que viven los más de 1800 distritos del Perú.
Trabajemos por el Perú.