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OPINIÓN | Jaime O. Salomón: Dragones Ubulani

Son los dragones que vienen ce­lebrando (idioma zulú) lo que está pasando en el Perú.

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20/01/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Por Jaime O. Salomón / phd analista político

Son los dragones que vienen ce­lebrando (idioma zulú) lo que está pasando en el Perú.

Cuando más se necesita re­flexionar sobre el dónde que­remos posicionar al país, unos aún siguen bailando y festejan­do, y hasta usando algunas es­trategias que -hasta hace poco- les permitía arrastrarse.

Si somos consistentes y decimos la verdad, la gente cree­rá en nosotros. En política no se suele hacer y más bien hacen lo que quieren amparados en su inmunidad mal entendida; capaz pensando que aún le caen bien a la po­blación por los bailecitos o tápers de campaña, conside­rándose propietarios del cargo.

Y encima, se autodenominan notables; ¿en qué?: capaz en llevar a un país al abismo en que viven.

Las montañas que escalamos en la vida están hechas de deseos y sueños, junto a grandes desfiladeros y abismos.

Son montañas mentales a las que no todos podrán ac­ceder; depende de cada quien obtener durante la vida las habilidades y conocimientos necesarios para lograr la cumbre. Para lo que el ser humano requerirá una combi­nación de fe y hostilidad.

Mientras unos dan rodeos para alcanzar la cima, otros ni intentan subir dado que sus propios monstruos se lo impiden. Y no se trata de alcanzar tierras sagradas que requieren rituales, sino de la actitud que cada quien pone para llegar a donde quieren llegar.

Importante que algunas perso­nas planeen y solo deseen y sean felices llegando a la base.

El problema es cuando algunos resignados quieren llegar a la cima a como dé lugar, hasta tomando atajos que la Ley no permite.

Dragones que pretenden ser divinidades, que cual can­ción de sirena inicialmente encandilan a sus seguidores para después hacerlos caer hasta los abismos más profun­dos; o, apoyándose en personas que estarían encantadas de ser los pajes del mal.

La fascinación por el poder convierte a ciertos abstemios en obsesivos.

Las montañas mentales son más complicadas y riesgo­sas que las reales, sobre todo porque ciertas rocas cerebra­les se interponen con la realidad.

No se trata de lo que los miembros del Estado quieran hacer, sino de lo que deben hacer; de lo que perciben y comprenden en base a conocimiento previo. Eso es sabi­duría. Así, las grandes ideas llegan caminando y con fun­damento en que sabemos lo que afirmamos.

Trabajen por el Perú.

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