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OPINIÓN | Jaime O. Salomón: los corruptos no trabajan

Todas las personas que trabajan en el Estado deberían presentar declaraciones juradas al entrar y al salir de la función, además de ser investigados sobre sus riquezas.

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24/02/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Posiblemente porque cuestionan el para qué, si viven felices de sus direccionadas rentas, adicionales al sueldo que todos los peruanos pagamos. Y porque la palabra no está en su vocabulario.

No a la corrupción es el camino, acompañado de personas que trabajen en el Estado con un historial de probidad, excelencia en su actuar, y que demuestren que han hecho camino serio al andar por la vida.

Todas las personas que trabajan en el Estado deberían presentar declaraciones juradas al entrar y al salir de la función, además de ser investigados sobre sus signos exteriores de riqueza.

También debiera llevarse un registro único de proveedores del Estado, y revisar quienes están detrás de esas organizaciones (formal e informalmente), a fin de determinar favoritismos que terminan generando corrupción y gastos no necesarios al Estado.

En todos los casos, la corrupción representa que todos los peruanos terminemos pagando con nuestros impuestos.

Mientras algunos peruanos trabajamos para lograr el bienestar y mejor futuro de las familias, otros le sacan la vuelta al sistema para el bien personal, logrando en el tiempo reinventarse con cada periodo gubernamental, y manteniendo organizaciones de amigos y familiares con raíces en todos los niveles del Estado.

El fin de trabajar por el Perú debiera ser el bienestar social de los ciudadanos y del país.

Ese actuar está enquistado desde hace muchos años, y las denuncias que vienen de Brasil están remeciendo a algunos, pero deberíamos analizar la corrupción que viene de dentro y que está arraigada a todo nivel desde años atrás. Éstos últimos suelen atacar a las personas que trabajan honestamente, porque les malogran el negocio; y lo hacen hasta que los fuerzan a dejar el Estado o, hasta que los convencen y meten en sus círculos corruptos.

Pensemos en el Perú y corrijamos el curso del Estado. Trabajemos para el bienestar colectivo. Se logra con el apoyo de la población y de los colaboradores probos, rompiendo el “statu quo” y desenmascarando a los que viven de la mamadera estatal.

No nos dejemos pisar el poncho, hagamos todo el esfuerzo necesario por limpiar el Estado de esos que trabajan para vivir bien... sin trabajar, y a costa del país.

“Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”...